Una joven aseguró que su amigo la violó en un after y, por ello, la justicia que investigó los hechos llevó a juicio al sospechoso. El mismo fue identificado como Facundo García y es quien está acusado por el delito de abuso sexual con acceso carnal. Pese a la grave imputación, que de resultar probada lo depositaría tras las rejas, el enjuiciado sostiene su inocencia y asevera que se trató de un acto sexual consentido.
En el desarrollo del juicio oral y público que comenzó el lunes, los fiscales Mario Panetta y Verónica Recio apuntan fuerte contra García y, por esa razón, en los alegatos de apertura solicitaron 6 años de prisión efectiva para quien se sienta en el banquillo de los acusados. Según su teoría del caso, aunque no hubo violencia ni uso de la fuerza, la denunciante no prestó el consentimiento, lo que implica una violación.
Acorde relató el Ministerio Público en el debate, todo comenzó cuando la presunta víctima y sus tres amigas se cruzaron en el boliche con García, que es amigo y vecino de la denunciante. A la salida, decidieron seguir de fiesta en la casa del sujeto y por tanto se dirigieron en su auto hasta su domicilio, que está situado a unas pocas cuadras de la casa de la joven en cuestión.
Allí, todos compartieron bebidas y, en un momento dado, los implicados en el suceso que se investigan quedaron a solas. Las amigas de la chica creyeron que mantenían relaciones sexuales, pero el escenario se enturbió cuando la misma salió llorando de la vivienda y le dijo a las jóvenes que aguardaban que había sido víctima de una violación. Por tal situación, el grupo de mujeres reaccionó con bronca y, como consecuencia, le destrozó la luneta del automóvil del acusado.
Tras radicar la denuncia, el sospechoso fue detenido y luego su causa fue formalizada, por lo que recuperó la libertad aunque siguió bajo la lupa de la justicia, a través de los fiscales del CAVIG, que ahora lo tiene en el centro del debate.
A pesar de la acusación que pesa sobre sus hombros, el sujeto que es defendido por Hernán Pascual insiste con que la relación sexual fue consentida y que se trata de una mentira, dado el aprieto en el que se encuentra la muchacha. Según trascendió del entorno de la defensa, lo que habría motivado contar tal historia es que la misma tiene novio.
Es que la chica, en el instante en que se hallaba a solas con el supuesto agresor, habría recibido diversos mensajes de su pareja y ello habría ejercido presión en ella, al punto que se vio obligada a mentir. Con ese argumento, el defensor buscará librar de culpa al sospechoso que afronta la mínima pena para este tipo de delitos.
Mientras desfilan los testigos, en el juicio que preside el juez de Garantías Sergio López Martí, serán claves los informes psicológicos tanto de la presunta víctima como del supuesto abusador, ya que se trata de un hecho ocurrido en la intimidad de los implicados y no hay evidencia material que sustente la versión de la denunciante.
Sea como sea que resulte la definición del juicio, el caso podría convertirse en un caso testigo que marque un precedente, aunque no jurídico, sino más bien social.