La Villa Aeroparque de Pocito quedó conmocionada este miércoles por la mañana. Hacía meses que no se veía a Alejandro Balmaceda, un hombre mayor, conocido por todos como “El Cafetero”. Su ausencia, que al principio no llamó la atención, ya se había vuelto inquietante.
Los perros que él cuidaba empezaron a comportarse de forma extraña. Cada vez más agresivos, no dejaban acercarse a nadie y ladraban a todos los que pasaban por el frente. Esa conducta fue la señal que encendió la alarma en la cuadra. Preocupados, los vecinos decidieron dar aviso a la policía.
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Parte de los huesos hallados en el fondo.
Cuando los efectivos de la Comisaría 6° llegaron, se encontraron con un escenario pocas veces visto. Los seis perros impedían el ingreso a la casa. Hubo que pedir refuerzos a personal de la Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable para poder contenerlos y garantizar la seguridad.
Lo que hallaron dentro fue impactante: huesos humanos esparcidos en el fondo de la vivienda. Poco a poco, las piezas fueron encajando. Se trataba de Alejandro Balmaceda, hombre al que hacía meses nadie veía y cuya ausencia se había vuelto un misterio.
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Los vecinos lo recuerdan como un hombre callado. Su apodo, “El Cafetero”, venía de los años en que vendía café en la puerta de Tribunales. En la zona era conocido, pero también reservado. Algunos cuentan que solía desaparecer por días, que vivía a su manera, sin dar muchas explicaciones.
La escena estremeció a todos. Nadie sabe qué le ocurrió en sus últimos días, ni por qué terminó en esas condiciones. La policía y la Justicia ahora investiga cómo se produjo su muerte, mientras los animales fueron puestos bajo resguardo.