El estruendo fue tremendo. Tanto que la dueña de casa y sus hijos despertaron sobresaltados y se asomaron preocupados a la ventana a ver qué pasaba. Fue entonces que vieron que cuatro delincuentes entraban a saquear su comercio, ubicado en la parte delantera de la propiedad. De ahí en más todo fue bronca. Porque llamaron a la Policía, pero tuvieron que mirar con gran impotencia cómo vaciaban su negocio. Es que las patrullas llegaron cuando los ladrones ya habían escapado.
Esta es la amarga experiencia que vivió Vanina Castro, una comerciante madre de tres hijos que este martes a la madrugada se convirtió en testigo directo del robo en su propio negocio, una avícola situado en Avenida Benavidez, cerca de Angualasto, en Chimbas. Ellos dormían cuando escucharon un fuerte golpe proveniente de su negocio, ubicado a 20 metros de la casa. Miraron a través de la ventana qué pasaba y descubrieron que desconocidos rompían la puerta.
“No podía hacer nada, mis hijos son chicos. Y si pegaba un grito, seguro nos hacían algo. Por eso nos encerramos y apagamos las luces”, relató la mujer. De inmediato llamó al 911 para pedir ayuda. “Sentí impotencia. Yo les decía por teléfono qué estaban haciendo los ladrones. Porque entraban y salían de mi negocio. Esperaba que llegaran rápido para que los agarraran. Pero no sé, los ladrones estuvieron no más de diez minutos y los patrulleros aparecieron cuando ya se habían ido. Llegaron como cinco minutos más tarde”, agregó.
Los delincuentes escaparon con una garrafa de 15 kilos, dos balanzas electrónicas, un parlante, una procesadora, una caja grande con pollos y más de 1.000 pesos en efectivo. Los policías después salieron a buscarlos por los alrededores, pero no encontraron rastro de los ladrones. Se sospechan que andaban en un auto.