Finalmente, el juez federal Leopoldo Rago Gallo liberó a los dos penitenciarios y al chofer, acusados de comercializar droga dentro del Penal, porque consideró que las filmaciones de las cámaras de seguridad no fueron prueba suficiente para vincularlos con el delito.
Todo ocurrió el pasado 19 de abril, según el relato oficial, el envoltorio con los “ravioles” de cocaína aparecieron tirados en el piso y minutos después el personal de limpieza encontró la sustancia.
En ese momento, el principal sospechoso era un subayudante de guardia de apellido Aballay, de unos 26 años, quien trabajaba como chofer y que hace no más de dos años está en la fuerza, confirmaron fuentes penitenciarias. En el procedimiento también fueron detenidos otros dos suboficiales, los que estaban encargados de la requisa, a los que investigaron si actuaron en complicidad haciendo la “vista gorda” o con negligencia, dado que eran ellos los que debían haber detectado la droga en el control de rutina que realizan a cada efectivo que ingresa al penal de Chimbas.
Todo habría comenzado a las 7.30 del pasado jueves 19 de abril, cuando el personal penitenciario entró a tomar su guardia. Entre ellos estaba Aballay, quien, como es obligación, pasó por el sector de requisa. Ahí todos tienen que exhibir sus pertenencias y dejarse revisar por el personal encargado. Esto, justamente, para evitar que los propios guardias ingresen sustancias o elementos prohibidos.
Lo que sucedió es que aparentemente no revisaron del todo a Aballay, quien a la vez tiró o dejó caer una bolsa de naylon que llevaba consigo en el sector de requisa, relataron las fuentes. Ese envoltorio quedó ahí. Aproximadamente 40 minutos después, una persona que realizaba limpieza encontró esa bolsa y dio la novedad a un superior. Al revisar ese bulto descubrieron que adentro de una toalla había 11 “ravioles” de cocaína.