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SUSCRIBITESe puede ser romántica y urbana, romántica y moderna, romántica y poderosa. Porque este estilo no habla de debilidad, sino de sensibilidad. Como llevarlo con tu estilo cotidiano de la mano de Raffa Andrada en otro miércoles con " M" de moda.
Hay días en los que simplemente queremos sentirnos suaves. Como si el mundo, por unas horas, fuera menos áspero. Y entonces elegimos una blusa de encaje, un vestido con vuelo, una tela que acaricie más de lo que cubra. Eso, sin decir una palabra, es el estilo romántico.
El estilo romántico no es solo cuestión de flores o volados. Es una manera de habitar el mundo con una sensibilidad especial. Es querer contar, a través de la ropa, que hay belleza en lo delicado, en lo sutil, en lo que no necesita gritar para llamar la atención.
Muchas veces se cree que el estilo romántico es infantil o demasiado “femenino” en un sentido anticuado. Pero no. El estilo romántico bien llevado puede ser maduro, fuerte, elegante, e incluso moderno. Porque no se trata de edad, sino de esencia.
Es esa mujer que prefiere una falda con vuelo antes que un jean ajustado. Que elige los tonos pasteles, los tejidos suaves, las blusas con detalles. Ama las flores, sí, pero también los encajes, los bordados, los moños discretos, las perlas. Le gusta la nostalgia, los vestidos con alma vintage, los tejidos livianos como la gasa, la seda, el voile. Suele elegir prendas que tienen movimiento, caída, fluidez.
Casi siempre su silueta favorita es la femenina: la cintura marcada, la falda que baila al caminar, el escote suave. Pero lo más característico de este estilo no está en lo que se ve, sino en lo que transmite: dulzura, calma, cierta poesía.
Los colores son fundamentales: predominan los pasteles, los neutros suaves, el blanco, el rosa empolvado, el celeste, el verde agua, el lavanda. Pero también hay lugar para toques más intensos, como el bordó, el malva o el azul noche, siempre que mantengan esa sensación de suavidad.
Una mujer con estilo romántico no necesita grandes adornos. Usa accesorios que completan sin robar protagonismo:
El maquillaje suele ser natural, con rubores suaves, labios rosados y una piel luminosa. El cabello, suelto o recogido de manera relajada, con ondas o trenzas suaves.
¿Y qué pasa con el estilo romántico cuando llega el frío? Ahí también florece, solo que con abrigo. Los sacos tejidos con trenzas, los tapados en tonos pastel, las bufandas de lana suave, los guantes bordados o las boinas de fieltro pueden convertirse en protagonistas. Un suéter de angora con detalles de encaje en el cuello, una pollera de paño con medias tupidas, unas botas en gamuza clara: todo puede formar parte de un invierno romántico.
Las capas se suman sin perder delicadeza. La clave está en elegir tejidos cálidos pero livianos, y mantener esa armonía de colores suaves o empolvados. Porque incluso con bufanda y guantes, una mujer puede seguir diciendo "soy ternura, pero también fortaleza".
Lo maravilloso del estilo romántico es que no hace falta parecer salida de una novela para llevarlo. Una camisa blanca con mangas levemente abullonadas, unos jeans claros y unas ballerinas ya dicen algo. Una pollera midi con una remera básica y una cartera tejida, también. No se trata de disfrazarse, sino de encontrar esas pequeñas piezas que, al usarlas, te hagan sentir vos.
Se puede ser romántica y urbana, romántica y moderna, romántica y poderosa. Porque este estilo no habla de debilidad, sino de sensibilidad. Y en un mundo tan acelerado, eso también es una forma de resistencia.
Si te sentís identificada con este estilo, permitite explorarlo sin prejuicios. Sacá del placard esas prendas que te hacen sentir bonita de un modo suave. Vestite como si te estuvieras diciendo algo lindo a vos misma. A veces, lo que llevamos puesto también puede ser un abrazo. Y si no sos cien por ciento romántica, no importa. Porque quizás ese detalle delicado sea justo lo que tu estilo necesitaba para florecer un poquito más.
Nos vemos en la próxima nota, donde seguiremos descubriendo juntas lo que la moda también puede decir de nosotras.