Hace veinte años, el oro empezó a brillar en la cordillera sanjuanina y cambió para siempre la historia económica de la provincia. Era el 11 de octubre de 2005 cuando Veladero, el ambicioso proyecto de la canadiense Barrick -desde 2017 en sociedad con la china Shandong-, comenzó su producción a gran escala en Iglesia y se transformó en el primer emprendimiento metalífero de San Juan.
Desde aquel día histórico, nada volvió a ser igual en San Juan: miles de millones de dólares en exportaciones, miles de empleos directos e indirectos, buenos sueldos y una revolución productiva que aún se siente en todos los ámbitos de la provincia.
La construcción de Veladero, entre 2003 y 2005, demandó una inversión inicial de 828 millones de dólares, considerada en su momento la más importante del sector privado en Argentina. Aquella apuesta, según recordó el histórico CEO Mark Bristow en su última visita a San Juan en marzo pasado (a quien reemplaza ahora Mark Hill), fue el punto de partida de una transformación sin precedentes para la provincia.
Desde entonces la mina iglesiana se consolidó como un motor económico y social, con un impacto que se percibe en varios frentes: infraestructura, tecnología, empleo calificado y divisas a través del pago de regalías.
También dejó aprendizajes en materia ambiental, especialmente tras los incidentes de derrame de cianuro que obligaron a la compañía a redefinir estándares y adquirir prácticas sostenibles y de mayor cuidado.
Los millones que quedaron en San Juan
Las cifras hablan por sí solas. Desde su puesta en marcha, Veladero generó más de 13.000 millones de dólares en exportaciones y dejó en San Juan y en el país alrededor de 12.500 millones de dólares en sueldos, pagos a proveedores e impuestos. De cada dólar que produce la mina, el 88% quedó en territorio nacional.
Para San Juan, ese aporte fue determinante: Veladero explica el 92% de las exportaciones mineras de la provincia.
Actualmente, unas 280 empresas proveedoras trabajan vinculadas al proyecto, y 90 de ellas son de departamentos cercanos a la mina, instaladas en Iglesia y Jáchal. Al trabajar con sus altas exigencias, varias firmas sanjuaninas lograron escalar y posicionarse en el mundo, exportando sus productos y servicios más allá de la frontera argentina.
Empleo y desarrollo local
El complejo minero opera con 3.735 trabajadores, entre personal propio y contratistas. Y el 99% de la plantilla es argentina y el 91% sanjuanina, una política que convirtió a Veladero en una de las mayores generadoras de empleo privado de la provincia. Los sueldos del sector se ubican entre los más altos de la economía local y nacional, y ayudaron a profesionalizar oficios, servicios y carreras técnicas.
En 2023 se confirmó la extensión de su vida útil hasta 2032, tras una expansión de infraestructura y una nueva revisión técnica. Solo en los próximos dos años, la empresa proyecta 270 millones de dólares en inversiones adicionales para ampliar el valle de lixiviación y 6 millones más en exploración durante 2025.
A esto se suma un fideicomiso de desarrollo comunitario -a partir de la fase seis del valle de lixiviación- cuyos ingresos los maneja el gobierno local y se invertirán unos 12 millones de dólares anuales en infraestructura provincial.
Un giro hacia la sostenibilidad
El episodio ambiental de 2015 marcó un punto de inflexión. Desde entonces, Veladero implementó el estándar internacional “Hacia una Minería Sustentable”, con políticas más estrictas de control, participación comunitaria y transparencia.
Además, la compañía impulsó comités de desarrollo comunitario y programas de monitoreo participativo para fortalecer la confianza y la colaboración con las comunidades vecinas.
Entre las acciones más destacadas, figura también la construcción de una línea eléctrica que permitió reducir en un 20% las emisiones de carbono.
La "escuela" minera de los Andes
En estos 20 años, el yacimiento sanjuanino se transformó en una escuela de formación profesional que abastece de talento a proyectos mineros en todo el continente. “Veladero es una verdadera escuela para los profesionales que hoy integran el sector minero”, destacó Marcelo Álvarez, director ejecutivo de relaciones gubernamentales de Barrick Sudamérica.
En efecto, ingenieros, geólogos, técnicos y especialistas que dieron sus primeros pasos en la cordillera sanjuanina hoy aplican sus conocimientos en Chile, Perú o Canadá. Ese legado humano es una de las huellas más duraderas del proyecto.
Con 20 años de vida, la mina sanjuanina se proyecta con mas experiencia, inversión y compromiso ambiental y su historia, con luces y sombras, formó una nueva forma de entender la minería no solo en San Juan sino en el resto de las provincias.
Así es que en su legado quedará no solo el volumen de oro y plata extraídos de la cordillera de Los Andes sino también la huella de conocimiento, desarrollo y oportunidades que dejó en San Juan.