Dos minutos. Sólo ese tiempo hace falta frente a la pantalla para sentir el primer sobresalto que, inevitablemente, acelera el corazón. Así, Longlegs demuestra que no es una película de terror más. Esos 120 segundos de presentación sirven para advertir que la propuesta tendrá planos particulares y excelentes actuaciones que harán que, más allá de que al final el film guste o no, quede dando vueltas en la cabeza de cualquiera que lo vea.
Considerada por muchos como “la película de terror del año”, Longlegs, se desarrolla en torno a una serie de asesinatos cuyas víctimas son familias completas con la característica común de ser católicas y tener hijas que cumplen años un día 14. El FBI viene investigando estos casos desde hace 30 años sin ningún tipo de avance, debido a que en las escenas de los crímenes no han podido encontrar una sola huella del responsable, salvo, extraños mensajes encriptados con la firma de “Longlegs”. Es tras un nuevo hecho ocurrido en los años ’90 que los investigadores suman al equipo a Lee Harker (Maika Monroe), una agente joven con un talento especial. Pronto, ella descubre que al escalofriante autor de los asesinatos la une algo personal.
El nombre Longlegs, que no se explica en la película, es un homenaje a una antigua rima infantil llamado Old Father Longlegs, que hace referencia a la persecución de los padres católicos en Inglaterra, en el siglo XVII.
Fueron precisamente las palpitaciones aumentadas de Monroe, las que sirvieron como caballito de batalla para la promoción de la película, estrenada la semana pasada en cines. Es que, la actriz y el escritor y director, Oz Perkins, contaron que en la primera toma en la que Lee ve cara a cara al perturbador personaje maléfico de la película, interpretado por Nicolas Cage, los latidos de Monroe pasaron de 76 a 170 por minuto. El impacto fue tal que, el sonido acelerado de su corazón fue registrado por un micrófono e incorporado a la toma.
Justamente, el sonido, que juega un papel tan importante como la musicalización, es uno de los puntos que hacen especiales a la película. Los latidos y la respiración sobresalen en varias oportunidades. Y a ellos se suma la voz de Cage. Incluso, una de las escenas más escalofriantes está creada con una toma en la que no se ve el rosto del personaje, en la pantalla quedan sólo parte de su boca, su torso y el movimiento de sus manos mientras canta. Así, su voz lo domina todo, provocando una terrible incomodidad en el espectador.
De ahí se desprende otro detalle clave en la película: la elección de las tomas. Los escalofriantes planos detalle se mezclan entre las tomas con gran angular, que muestran a los personajes en espacios grandísimos generando un ambiente de enorme tensión, porque nunca se sabe en qué zona de la pantalla se ubicará el elemento de impacto. Al mismo tiempo, por momentos, el director juega con el uso del antiguo formato 4:3, modificando por completo la percepción del mensaje que ofrece. Como si fuera poco, durante las escenas más violentas, aparecen las tomas en primera persona, que ubican a quien mira justo en el lugar de los hechos.
A todo eso se suma el impacto que provocan las actuaciones. En Longlegs no hay fantasmas que asusten, sino recursos de fuerte impacto que generan suspenso y sobresalto y el pánico de la agente Harker, que traspasa la pantalla para llegar al espectador.
El Longlegs de Cage, un capítulo aparte
Más allá de todo eso, es el espectacular Longlegs de Cage el que se lleva el mayor mérito. Una representación del artista que no se parece a ninguno de los personajes que ha interpretado a lo largo de su larguísima carrera.
Su rostro pálido estremece a tal punto que, con sólo una mirada, un movimiento o un grito, logra que su imagen emerja una y otra vez en la mente del espectador aún horas después de haber visto la película.
El personaje es tan fuerte que Perkins decidió no mostrar su rostro antes del estreno de la película. El personaje de Cage no se ve en ninguna de las carteleras y a lo largo del film, su aparición se demora hasta que es realmente necesario develar su aspecto por completo.
El director implementó la misma regla para Monroe, que no vio a Cage caracterizado hasta el momento en que llegó al set. La actriz, que ha trabajado en gran cantidad de películas de terror, contó que, durante el rodaje, fue la primera vez que temió abrir una puerta porque no sabía qué iba a encontrar del otro lado.
A pesar de los elogios que recibió, Nicolas Cage dijo que esta es la primera y última vez que interpreta a un asesino serie, porque no le gusta la violencia y no quiere ponerse en el papel de personas que hacen daño a otras personas.
Con todos estos condimentos, Longlegs termina siendo más compatible con el género del suspenso que con el de terror, plasmando una ansiedad particular que se traslada al cuerpo de quien la ve. Quizás el final no sea el punto fuerte de la película, pero sin dudas el film se impregna en las retinas y tiene elementos que lo harán trascender como ícono del cine de miedo por mucho tiempo.
El trailer de Longlegs
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Ficha técnica
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