"Hace diez años, no encontrabas una sola controladora, pero hoy, la necesidad de intervención de la mujer en el trato con otras mujeres, como una situación de cacheo, las demanda cada vez más. Representan un 20% de la fuerza de trabajo actual", aseguró a diario Perfil Horacio Quiroga, director del Instituto Argentino de Seguridad Integral, un centro de preparación de controladores.
"Las mujeres son más detallistas y observadoras, lo que para este tipo de trabajo es sumamente útil. Responden al entrenamiento igual e incluso mejor que un hombre y sus habilidades físicas son las mismas. Y son más calculadoras y resilientes", aseguró Diego Angeles, presidente de la Organización de Formaciones en Sistemas Israelíes y uno de los más reconocidos preparadores de guardaespaldas del país.
"Aprovechamos que el estereotipo de guardaespalda sea el hombre que usa traje negro y anteojos de sol.: uno ve una mujer de civil en el fondo y cree que es una secretaria, no alguien que te puede romper los dientes", agregó.
"Nos toman como amigas", confirmó Débora, una guardaespaldas entrerriana experta en disciplinas de combate israelí y profesora de defensa personal. La clientela que las contrata va desde empresarios que visitan el país hasta mujeres en salidas de compras, y suelen ser contratadas directamente. Las mujeres, además, suelen trabajar con niños y en situaciones en que la discreción es clave.
Ya sea como guardaespaldas o patovicas, puede haber situaciones complicadas. "Aunque use el chaleco de prevención, puede haber manoseos, violencia o insultos", aseguró Mariana, que trabaja en boliches. "Por lo general, los hombres te causan más problemas que las mujeres, y siempre los desconcierta cuando viene una mujer a ubicarlos. Les advierto y converso, pero estoy preparada para reducir a hombres de hasta cien kilos: las drogas y el alcohol suelen llevar a ese tipo de traspasos", confesó Carla, que con 1,60 de altura y 50 kilos es, además, cinturón negro de taekwondo.
Fuente: Minuto uno