Un hecho está sacudiendo a EEUU. Es tan importante que los cientistas sociales y políticos ya decidieron bautizarlo: lo llamaron "La Gran Renuncia".
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SUSCRIBITEUn hecho está sacudiendo a EEUU. Es tan importante que los cientistas sociales y políticos ya decidieron bautizarlo: lo llamaron "La Gran Renuncia".
Se trata de millones de personas que están renunciando cada mes a sus trabajos, una actitud extraña especialmente en tiempos de incipiente post pandemia, con la crisis que aún no ceja, y el crecimiento del desempleo y la inflación, inclusivo ene l país del norte, que registra aumentos de precios como no se veían desde hace más de 30 años.
El fenómeno es impactante: en febrero había renunciado a su trabajo el 2.3%, cerca de los 3 millones de personas. Esto fue previo a una gran ola de despidos que sacudió a Norteamérica.
En abril la sangría continuó en ascenso, con 4 millones de renuncias.
En agosto tomaron la misma decisión 4.3 millones de norteamericanos.
En setiembre renunció a su trabajo el 3% de la población ocupada, unos 4.4 millones de personas.
Una de las explicaciones giraba en torno al fuerte estímulo económico que el gobierno de EEUU entregó a su población, con chequees que cruzaban puntualmente cada mes los umbrales de la población. De todas formas, cuando estas entregas cesaron, la gente no volvió en masa a trabajar, por lo que el argumento parece insuficiente.
Una teoría de orden más humanista señala que muchos norteamericanos en el aislamiento, redescubrieron la necesidad de disfrutar más de sus vidas, de sus familias, de sus espacios, por lo que estarían ansiosos de tiempo libre.
Otra explicación apunta a una especie de venganza de los asalariados, que vieron como las compañías, en la crisis, los despedían sin compasión. Ahora que los necesitan, ellos se niegan a volver. Esta hipótesis toma fuerza ya que se puede ver como las empresas han aumentado considerablemente las ofertas económicas, para que retornen los que se fueron, y mantener a los que aún están activos.
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