El recorrido comienza en Asia, en la playa de Hoshizuna-No-Hama, situada en las islas Yaeyama de Okinawa, Japón.
Este enclave tropical alberga un fenómeno poco común: la arena de las estrellas. Los granos, de apenas unos milímetros, tienen forma de estrella y son en realidad exoesqueletos de foraminíferos, organismos unicelulares que viven entre los arrecifes de coral. Esta rareza convierte a Taketomijima, una de las islas más meridionales de Japón, en uno de los pocos lugares del mundo donde se puede observar este tipo de arena.
En Islandia, Reynisfjara se distingue entre las numerosas playas de arena negra del país.
Sus formaciones de basalto y los escollos marinos conocidos como Reynisdrangar forman parte del folclore local y ofrecen un paisaje dramático, complementado por la presencia de frailecillos y la fuerza de las olas del Atlántico Norte.
3. Playa de Elafonisi, Grecia
Elafonisi, en la isla griega de Creta, es famosa por su arena rosada y su laguna de aguas turquesa.
El color rosado proviene de los foraminíferos, microorganismos de caparazón rojizo que, al mezclarse con la arena, crean un efecto visual llamativo.
Esta playa, muy popular entre los habitantes de Chania, combina dunas, montañas y una vibrante vida local.
En África, la playa de Butiama, en la isla de Mafia, frente a la costa de Tanzania, ofrece la posibilidad de nadar junto a tiburones ballena de hasta 12 metros.
Este destino poco explorado atrae a quienes buscan tranquilidad, contacto con comunidades locales y experiencias de buceo únicas durante la temporada en que estos gigantes marinos se alimentan de plancton en la zona.
La costa de Dorset, en Inglaterra, alberga Durdle Door, una playa famosa por su arco de piedra caliza, formado durante millones de años por la erosión marina.
Este monumento natural, cuyo nombre deriva del inglés antiguo y significa “perforar”, es parte de la Costa Jurásica, reconocida como Patrimonio de la Humanidad.
En Indonesia, la isla de Komodo es conocida por sus lagartos gigantes, pero Pantai Merah, o Playa Rosa, destaca por su litoral teñido de rosa.
La tonalidad se debe a la acumulación de corales rojos y conchas de foraminíferos, que al mezclarse con la arena blanca crean un efecto cromático singular.
Anse Chastanet, en Santa Lucía, es reconocida por sus aguas ideales para el snorkel y el buceo, así como por las vistas a las montañas Pitons, símbolo de la isla.
Esta playa, parte de un complejo turístico comprometido con la restauración de arrecifes de coral, combina aislamiento y popularidad, y es considerada una de las escapadas románticas más destacadas de la región.
En el Atlántico sur, Baía do Sancho, en el archipiélago brasileño de Fernando de Noronha, ha sido calificada por muchos como la playa más hermosa del mundo.
Su acceso limitado, la presencia de tortugas marinas, delfines y aves, y su ubicación en un parque marino nacional protegido por la Unesco, refuerzan su carácter de santuario natural.
Bowman’s Beach, en la isla estadounidense de Sanibel, Florida, es célebre por la abundancia y variedad de conchas marinas que se acumulan en su orilla, gracias a una plataforma submarina que facilita este fenómeno.
En el océano Índico, Anse Source d’Argent, en la isla de La Digue, Seychelles, es una de las playas más fotografiadas del planeta.
Sus aguas azul verdoso, arena rosada y formaciones rocosas la han convertido en imagen recurrente de campañas turísticas que evocan el paraíso.
Portugal está representado por Praia da Marinha, en el Algarve, famosa por sus acantilados, arcos y pilares de arenisca.
Este tramo de costa, muy concurrido en verano, es considerado uno de los más espectaculares del mundo y aparece en numerosos materiales promocionales de la región.
Papaklea Beach, en Hawái, es una de las cuatro playas de arena verde del mundo.
Su color se debe a la presencia de cristales de olivino, formados tras una erupción volcánica hace unos 49.000 años y retenidos en la playa por la acción de las olas.
En Canadá, Chesterman Beach, en la isla de Vancouver, ofrece condiciones ideales para aprender a surfear, observar tormentas, explorar pozas de marea y disfrutar de puestas de sol.
Este destino, menos conocido internacionalmente, es apreciado por su ambiente natural y su diversidad de actividades.
Finalmente, en Australia, Whitehaven Beach se extiende en las islas Whitsunday, frente a la costa de Queensland.
Este enclave, parte de la Gran Barrera de Coral y de uno de los parques nacionales más valorados del país, destaca por su arena blanca y fina, sus aguas cristalinas y su entorno de biodiversidad excepcional, según resalta National Geographic en su selección