El reemplazo de las tradicionales bolsas de cemento de 50 kilos por unidades de 25 generó un fuerte movimiento en las ferreterías sanjuaninas durante los primeros meses del cambio. Sin embargo, el impacto comercial terminó siendo más moderado de lo esperado. A pesar del “boom” inicial, las ventas se mantienen estables, reflejando un contexto económico que limita el consumo y concentra las compras en lo indispensable.
Desde la Cámara de Ferreteros de San Juan explicaron que la modificación en el peso de las bolsas no implicó un aumento en la cantidad de cemento vendido. Según su presidente, Juan Janavel, el volumen de kilos comercializados se mantiene prácticamente igual: antes se adquiría una bolsa de 50 kilos, ahora se compran dos de 25, lo que mantiene la misma proporción. Los precios varían según el punto de venta, con valores que rondan entre los 4.900 y los 6.000 pesos, dependiendo del tamaño del comercio y del tipo de cliente.
En el mercado local ya no quedan vestigios del formato anterior. Desde Ferreplus, su responsable, Juan Jesús García, señaló que las fábricas dejaron de entregar bolsas de 50 kilos, por lo que hoy la oferta está completamente concentrada en la nueva presentación. En promedio, una unidad de 25 kilos cuesta entre 4.200 y 4.500 pesos, según la marca. El cambio, sin embargo, no se tradujo en una mayor demanda: la división del peso permitió facilitar la manipulación, pero no impulsó un repunte de las ventas.
La medida forma parte de un proceso nacional liderado por Loma Negra, la principal cementera del país, que en julio pasado anunció una inversión de 70 millones de dólares para modernizar sus siete plantas industriales, incluida la de San Juan. El nuevo esquema fue impulsado por la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (AFCP) con el objetivo de mejorar las condiciones de seguridad laboral y reducir los riesgos físicos derivados del transporte y manipulación de las bolsas.
Aunque el cambio significó una mejora en términos de seguridad y logística, en las ferreterías sanjuaninas el impacto económico no presentó modificaciones. El consumo sigue marcado por la prudencia y la pérdida de poder adquisitivo. Según referentes del rubro, los clientes priorizan compras pequeñas y en efectivo, enfocadas en el mantenimiento del hogar, mientras que las obras grandes permanecen paralizadas o avanzan con lentitud.
En declaraciones recientes, Janavel advirtió que el público ya no utiliza tanto las tarjetas de crédito y compra solo lo necesario para sostener la casa. García coincidió en que la demanda se limita a reparaciones urgentes y materiales básicos, mientras que la venta en volumen cayó junto con la inversión privada y la obra pública.