La espera terminó. Los Juegos Olímpicos fueron inaugurados de manera oficial con una ceremonia histórica, ya que por primera vez se realizó fuera de un estadio, específicamente en las aguas del rio Sena y por las calles de París. El pebetero olímpico fue encendido por Marie-José Perec y Teddy Riner después de un espectáculo de cuatro horas de duración. La nublada y lluviosa jornada no opacó la fiesta vivida para dar el comienzo oficial a una nueva cita olímpica.
En el clip inicial participó ni más ni menos que Zinedine Zidane, partícipe de un recorrido por las calles y el metro de París para hacer llegar la antorcha al Sena, donde se desarrolló el gran desfile. Desde una plataforma especial se presentó a Emmanuel Macron y Thomas Bach, presidente de Francia y el Comité Olímpico Internacional, respectivamente.
El espectáculo, concebido por Thomas Jolly, se dividió en 12 segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.
A lo largo del río Sena se dispusieron fuentes de agua para los juegos de luces, mientras artistas de distintas especialidades acompañaban el paseo de los barcos con los deportistas.
Poco después llegaría el turno de los atletas argentinos, que sin duda se hicieron sentir con sus cantos hasta la zona de Trocadero, donde dejaron la embarcación.
París 2024 también homenajeó a grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice Milliat.
La moda, con un desfile de talentos emergentes -para no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura- , y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.
Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero- sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.
Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Macron.
El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela a Zidane, quien a su vez se la dio al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.
Fueron finalmente los franceses Jose Perec y Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el 'Hymne à l’amour' de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.