La participación de Boca Juniors en la final de la Copa Libertadores generó una expectativa descomunal. Más de cien mil hinchas viajaron a Brasil a alentar al Xeneize, lo que provocó que cerca de 70 mil (o más) no pudieran acceder al partido frente a Fluminense en el Estadio Maracaná.
En la previa del encuentro se generaron incidentes en los accesos y la policía reprimió con balas de goma y gases lacrimógenos.
La afluencia de los hinchas se produjo de manera masiva desde tempranas horas del sábado. Tanto, que la Conmebol decidió abrir las puertas a las 15, una hora antes de lo previsto.
Sin embargo, el ingreso al estadio fue tan lento y desordenado que, llegadas las 17, cuando comenzó la final entre Boca y Fluminense, las puertas del Maracaná con cientos de hinchas con entradas, que invirtieron una fortuna para acompañar al equipo, que se quedaron afuera del estadio sin poder ver la final.
La situación, escaló en más violencia por parte de la policía que volvió a reprimir a los hinchas que, tras no poder ingresar al partido, fueron víctimas de la represión de la policía de Río de Janeiro.
FUENTE: Clarín