Cualquier hincha de Racing al que ayer le preguntaron por el partido, respondió más o menos lo mismo: "Nos comemos 4, salvo que Diego..."
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SUSCRIBITECualquier hincha de Racing al que ayer le preguntaron por el partido, respondió más o menos lo mismo: "Nos comemos 4, salvo que Diego..."
Es que Racing enfrentaba al mejor equipo de la Copa Libertadores, El Flamengo, defensor del título, en el mítico Maracaná, una estancia gigantesca en la que la Academia tenía que ir a echar el resto porque el 0 a 0 la dejaba afuera.
“Salvo que Diego…”, y Diego estuvo. A los 20 de del segundo tiempo le puso el gol en los pies de Sigali. Si, en los pies, no en la cabeza, en los pies del buen zaguero central (ver el penal que pateó que es una pinturita) que encontró un rebote corto a centímetros de la línea de meta.
Ahora a los de Beccacece les quedaba administrar el poco tiempo que restaba y seguir confiando en Arias, un arquero inmenso, segundo en el podio de los merecimientos, detrás de Pelusa.
Pero Racing es Racing, y no iba a abandonar esa vocación de la purificación por el sufrimiento. lo que siguió, y lo que pasó antes también, a decir verdad, fue un homenaje al Argentina-Brasil del Mundial 90.
Y tanto arrimar (y merecer) a los 93 Flamengo llegó al empate con un cabezazo de Arao entre 5 camisetas albicelestes. Gol y pitazo final. A los penales. Le petite mort, y no en el delicioso sentido que le dan los franceses, sino en el unamunesco sentido trágico de la vida del racinguista del alma. Literalmente, sentirse morir un poquito.
Contra los brasileros, en los penales, el único que sacó ventaja fue el Boca de Carlos Bianchi quien, como todo el mundo sabe, tenía el celular de Dios.
Del otro Dios. Porque el nuestro jugó anoche, y desde los 12 pasos Racing dio el batacazo del siglo.
Qué dijeron las redes:
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