Llega al corazón del centro sanjuanino casi sin respiración, aún atónito por la muerte del Diego. Se sienta en uno de los bancos que tiene la plaza sanjuanina y mientras mira a su alrededor, deja escapar un par de lágrimas. Con camiseta albiceleste, un cuadro con fotos del "10" y una bandera que acapara la mirada de todo aquel que pasa por el lugar, se queda allí, en silencio. Quizás rememorando las alegrías vividas gracias al Diego. También el día que apareció en su vida a través de un par de páginas.
"No tuve la oportunidad de verlo, pero su imagen estuvo en el momento más difícil de mi vida", arranca contando Matías Rodríguez, un pibe de Desamparados que llegó en bicicleta a la Plaza 25 de Mayo para darle el último adiós a Maradona.
"Tenía 12 años. Estaba internado por leucemia y me llevaron su libro. Leer esas páginas y conocer su historia me despertó un amor muy grande, algo eterno. Me hizo conocer sus sentimientos por los colores, por el fútbol", agrega el chico, mientras se acercan otros fanáticos y se funden en un abrazo eterno, sin conocerse.
"Yo soy el Diego" es el libro que leyó Matías mientras peleaba contra una dura enfermedad en el Hospital de Niños. Aquella bibliografía publicada en 2000, en la que se narra las confesiones del astro del fútbol mundial, fue su distracción e inspiración mientras pasaba sus días en una habitación pequeña a la que sólo podía ingresar su madre.
"Fue una situación muy difícil. Yo ya lo conocía a él, obvio, todo el mundo lo conocía, nos dio la alegría más grande: el mundial del 86. Pero con ese libro pude apreciar otros aspectos de su vida. No puedo juzgarlo, no soy quién para hacerlo. Sólo puedo decir que me ayudó a salir adelante", confiesa el joven.
Matías aún sigue sin creer la noticia. Estaba en su casa, en pleno cumpleaños de su sobrina, cuando escuchó en la tele la muerte del Diego. Se encerró en su habitación y lo lloró. Cuando se enteró que se convocaban movilizaciones en las plazas centrales de las provincias para darle un último adiós a Maradona, armó su mochila, guardó todos los recuerdos que atesora del "10" y partió en su bici al centro sanjuanino.
"Pensé que era inmortal. Sigo en shock. Se nos fue el más grande de todos y nada va a volver a ser como antes", cierra.