Los Juegos Evita encierran un mar de historias y entre ellas están las que mezclan lazos familiares con disciplinas incluidas en el programa de la competición. En la delegación sanjuaninas hay unas cuantas, pero en esta nota se retratan las de Maximiliano Vedia y Ricardo Martínez, profesores de Judo y Gimnasia Artísticas, respecticamente, quienes, a la par de otros pupilos, también custodian y guían los pasos de sus hijos Agustín y Nahuel.
Demás está decir que orgullosos se sienten por sus herederos, pero a la hora de ejecutar el rol de entrenador no hay parentesco que valga. Nahuel y Agustín son uno más de la delegación, compartiendo con sus compañeros las mismas obligaciones en cuanto a los horarios, la disciplina y todo lo que conlleva la vida de un deportista durante un certamen.
Nahuel ha escalado hasta la máxima categoría dentro de los varones que hay en los Evita. Y cumpliendo con una rigurosa competición, sin despegarse de las indicaciones de su progenitor, consiguió la tercera posición en equipos con su 'compi' Lautaro Pérez.
Muy buen recorrido dentro de los resultados ha firmado también Agustín, superando incluso el bronce del año pasado. En esta edición, enfudado en la modalidad de hasta 58 kg, se colgará el oro -espera toda la delegación sanjuanina- o la plata tras el combate que afrontará mañana contra un judoka de Río Negro.
Pero no todo es entrada en calor y carga competitiva en Mar del Plata. También hay tiempo para paseos recreativos y ahí sí es cuando sale a relucir la relación paternal -y sino que le pregunten al bolsillo de los papis-. Y bueno, no todos los días se pasea por la peatonal de 'La Feliz'.