“La decisión de venirme surgió una vez que nos enteramos con mi pareja que íbamos a ser padres. Los dos creímos mejor vivir en un lugar más tranquilo para criar a nuestro hijo y acá estamos. A mí siempre me gustó Valle Fértil”. Esta es la génesis de la presencia del profesor de música Brian Becerra entre las sierras del este sanjuanino.
Hace 3 años que pateó el tablero y se instaló con su familia en San Agustín y de ahí gestiona su recorrido educacional por distintos rincones del departamento. El salto de la Ciudad de San Juan a territorio vallisto no fue fácil, pero el tiempo terminó poniendo cada cosa en su lugar: “Al principio fue ver otra realidad que uno desconoce. Es un lugar bastante hermoso, que no se encuentra mucho y muy especial para vivir. Saber que hay familias que viven acá hace muchos años me generó una sensación de respeto y también de admiración. Me encanta la forma en la que viven sin contaminar tanto, con sus animales”.
Saber que hay familias que viven acá hace muchos años me generó una sensación de respeto y también de admiración Saber que hay familias que viven acá hace muchos años me generó una sensación de respeto y también de admiración
“Sabía que eran las Sierras de Chávez y Elizondo donde me iba a tocar trabajar, pero no sabía realmente cómo eran. En la ciudad uno trabaja de una manera un poco acelerada. El entorno de la ciudad es un poco así, pero acá la gente no está mirando la hora. Se mueven a pie de hombre o de caballo, que es casi lo mismo. Eso también se siente en los chicos que no están muy ansiosos en el aula. Ellos están con otra percepción de las cosas, de la realidad, por el hecho de no pasar tanto tiempo con los celulares. Su capacidad de atención cambia. Eso lo he notado mucho”, añadió Brian en una ligera comparación entre sus experiencias profesionales.
Puntualizando sobre su rutina laboral, el profe expresó: “Yo ando de forma itinerante. Doy clases en Sierras de Chávez, en las de Elizondo y también voy a Usno, Baldecito, Balde de Rosario. Me voy moviendo por días. Es un poco cansador ir viajando de un lado al otro, pero a la hora que uno entra al aula se pasa todo ”.
“Al principio costó más este régimen porque yo me iba de casa y le quedaba a mi pareja toda la tarea de la crianza de nuestro hijo, pero ahora por suerte ya tiene 2 años y se desenvuelve bastante bien para lo chiquito que es”, sumó Becerra.
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Brian defendió los colores de Elizondo en el cuadrangular de fútbol que se realiza junto a la 'Fiesta de la Chica y el Tomillo'.
Haber montado su vida en el Valle lo priva del roce diario con el resto de sus familias, pero compensa por otro: “No tengo familia acá más que mi pareja y mi hijo. Sí tengo un amigo. Él tampoco es del Valle, pero lleva como 10 años viviendo acá. Por medio de él, que también es maestro de música, también fui conociendo un poco más todo. Ahora ya me siento uno más, la gente y los chicos son muy atentos conmigo”.
Los chicos acá están con otra percepción de la realidad por el hecho de no pasar tanto tiempo con los celulares. Su capacidad de atención cambia Los chicos acá están con otra percepción de la realidad por el hecho de no pasar tanto tiempo con los celulares. Su capacidad de atención cambia
“Me gusta mucho trabajar acá por la calidad de las personas, por la calidad humana que hay y porque también no son tantos chicos en las aulas como en la ciudad donde tenés 20 como poco. Acá hay dos en primero, que se juntan con los de segundo y así. Eso me permite trabajar mucho mejor como profesor. La verdad que ahora estoy muy bien en mi trabajo, pero no sé qué puede pasar en el futuro”, concluyó Brian minutos después de haber tirado magia en uno de los partidos del ya famoso cuadrangular que se juega en Sierras de Chávez, coincidiendo con la celebración de la 'Fiesta de la Chica y el Tomillo'.