Raffaele Beretta: el artista italiano que revoluciona a Pocito

Pocito es el departamento afortunado que lo tiene a él de huésped, y la escuela Luis Vernet tendrá la dicha de recibir su escultura como donación. "Destierro de los Huarpes” es una espectacular obra que tiene 17 metros de largo por 2,5 metros de altura, y está en un 90 % de avance.

El pantalón de grafa y pullover a rayas evidencian que el artista lleva meses trabajando, tres meses en esta etapa. Aunque él no lo menciona, la obra podría cotizar en 1 millón de euros. Cuando esté terminada, será la escultura más grande de la provincia dedicada a los primeros habitantes de esta tierra.

"El arte es revolución. Metés un artista a un lugar y lo transforma, porque transfigura todo. Acá ahora ensancharon la calle, después la asfaltarán, después pondremos el monumento y después mucha gente pasará a verlo. Todo eso sólo por un diseño. Eso es al arte, es transfiguración continua, revolución, tratar de mejorar. Para eso trabajo duro", explica.

Raffaele habla en italiano y aunque no sabemos el idioma lo entendemos. No es mérito de esta periodista, también lo entienden los trabajadores que envió el municipio y que lo ayudan a terminar la obra. Es que él comunica también con sus gestos, con sus manos, con todo su cuerpo. Está apasionado con su obra y eso lo desborda. Además se ha dado cuenta que tiene a su pequeño auditorio hipnotizado.

La escuela está revolucionada con el maestro escultor, y hace pocos días recibieron la visita del ministro de Educación, Felipe de los Ríos, que también estuvo con Raffaele y pudo ver la obra.

Pero, y tal vez sea lo más importante, los niños están revolucionados con el artista, porque han podido participar en la obra. Con cinceles y martillos ayudaron a limpiar las imágenes quitando el material que estaba de más. Él los conoce a todos por su nombre y ellos lo admiran y lo estiman. Sus ofrendas al maestro italiano están en las paredes, coloridos dibujos en hojas de cuaderno, exhibidos muy cerca de la maqueta.

Como la obra lleva dos años en ejecución, los alumnos que ya salieron de 6to grado continúan visitando al artista para ayudar. Siguen fascinados. ¿Cuándo podrían imaginarse que tendrían clases de arte tan exquisitas con un maestro italiano, egresado del Colegio de Arte de Brera, en Milán?

"Enseñar significa dejar seña", dice.

Comprometido no sólo con el arte, sino con la comunidad, Raffaele no eligió crear algo abstracto o temas de lejanas culturas. Puso en la conciencia de todos, el dolor de aquellos que fueron los dueños de esta tierra.

"Los españoles llegaron a San Juan y Mendoza para llevar hombres a trabajar a Chile porque en Chile estaban los mapuches y no se sometían, pero los incas acá sí. Saquearon y se llevaron todo. Los huarpes perdieron su lengua, su cultura, todo. Como artista vengo a restituir la conciencia artística especialmente en los niños, pero no del arte de la fotocopia, ni de Walt Disney, sino el arte verdadero de hacer obras con sus propias manos", dice. Los cultores del decolonialismo cultural lo aplaudirían de pie.

Raffaele también podría ser actor porque maneja la escena como nadie. Después de mostrarnos la maqueta nos lleva al fondo donde está terminando su megaescultura. Ha leído y ha estudiado la historia sanjuanina, "pero no las leyendas, la historia pura aportada por la ciencia". Entonces explica por qué y cómo fueron llevados cientos de huarpes a través de la cordillera de Los Andes para trabajar en Chile. Iban encadenados. Esto significó casi su exterminio.

Pararse al lado de los aborígenes modelados por el artista te deja tan impactado que es necesario respirar profundo. Es el momento ideal para hacer fotos y estar en silencio. Las figuras tienen 2 metros de alto y da la impresión de que estuvieran vivas, con sus expresiones de dolor inmortalizadas. "Acá están los dos extremos, la llegada y la partida. En el medio, la montaña y los que quedaban muertos en el camino, porque muchos murieron. Yo puse a esta señora que representa el amor de la mujer porque salió atrás de su marido pero muere. Imaginé que este hombre se da vuelta a mirar a su mujer que deja atrás", explica.

Le pide al fotógrafo que le saque una foto a Alberto trabajando, uno de los empleados municipales que lo ayudan. Beretta hace 3 meses que está trabajando "a cronómetro". Quiere terminar esta obra porque extraña su Italia, su mujer, su familia. "Pero no puedo ponerme a pensar en mi familia porque si no, no puedo trabajar, y tengo que terminar esto", dice buscando autoconvencimiento.

Llega Patricia Senda, docente de la escuela Vernet que está frente a la casa del artista. "Para nosotros es algo increíble, jamás lo habríamos soñado. La obra se colocará al aire libre, en el paredón de entrada a la escuela donde la municipalidad está haciendo el muro antisísmico. Será de las más imponentes de San Juan por la dimensión y por el tema, porque si bien en Pocito tenemos la cultura aborigen con la India Mariana en la plaza, esto es otra cosa, esto es historia y es una obra fabulosa", asegura la docente. Y Raffaele la cuestiona: "No sé si fabulosa...".

¿Por qué San Juan?

Trabaja gratis para dejar parte de su legado en San Juan. Eso sí que es revolucionario. La municipalidad y el ministerio le dieron materiales, herramientas y cemento, y toda la arcilla fue donación de Luis García, de Cerámica San José. Pero Raffaele es un eximio escultor y experto en la técnica del fresco, con 100 obras realizadas alrededor del mundo, sin embargo está acá, en el más austral país Sudamericano. Pura convicción.

En los escasos 10 metros que separan su casa de la escuela Vernet, Beretta habla de la importancia de la respiración, del yoga, del origen asiático de Jesús... parece imposible meter tantos temas en apenas 3 minutos.

Hace algunos años llegó por primera vez a San Juan a visitar unos parientes de su esposa, "Santa Leticia", como él le dice. Luci Ferrarini es prima de su mujer, es supervisora de la escuela y además es la esposa de Armando Sánchez, Secretario de Promoción Social del Ministerio de Desarrollo Humano, quien dio el primer apoyo oficial a la obra, en 2015.

Hasta acá todo bien. Pero comparar San Juan con Tierra Santa es algo que nadie espera. El artista sabe de qué habla, trabajó durante 20 años en Tierra Santa. "Acá tengo un lugar parecido a la Tierra Santa porque para mí esto es un desierto. Como existen los temblores, las casas son construidas al ras de la tierra y no se ven. Acá hay como 600.000 habitantes pero no se ven, ¿donde están? Para mí que acá no hay nadie, es el desierto. Igual que Tierra Santa".

Sus teorías te dejan pensando semanas. Vuelve a sorprender y dice que la momia del cerro El Toro se sacrificó al igual que lo hizo Jesús. Señala la escultura de la momia, idéntica a la que está en el museo y cuenta: "Este es el momento en el que a 6.400 metros de altura muere congelado, desnudo. ¿Por qué muere? porque un sacerdote decidió que cada año había que cortarle la cabeza a 300 niños y después decidió que había que llevarlo a la cumbre del cerro El Toro y que se muera de frío. ¿Para qué? Para que Dios les mande agua, lechuga, esas cosas. Es una locura. Esto es como el Cristo y lo tienen en el museo de San Juan. Voy al museo y veo un hombre de verdad, muerto. Seguramente muerto por una idea, es terrible".

Vuelve a lamentar que la luz no sea la adecuada en este momento. "Te gusta?", pregunta Raffaele, "siempre es muy importante la luz".