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Para no olvidar

Los recuerdos íntimos de los hijos de Polito

Catalina, Sofía y Leopoldo Bravo cuentan anécdotas y hacen una semblanza del dirigente bloquista a 5 años de su muerte. Por Miriam Walter.

Por Redacción Tiempo de San Juan
Por Miriam Walter

"Gracias a Dios me acuerdo todos los días y lo extraño siempre pero cuando me acuerdo de su cara se me viene una imagen de una sonrisa, por suerte la parte de la enfermedad medio que la olvidé”, dice Catalina, una de las hijas de Leopoldo Bravo, figura bloquista, quien murió el 30 de octubre de 2010 a los 50 años siendo embajador en Rusia, sin poder realizar su sueño de ser gobernador pero dejando un legado imborrable como político y hombre de familia. Padre de las mellizas Catalina y Sofía, Leopoldo y Nicolás, los tres más grandes contaron historias imperdibles de "Polito”.

Polo era extremadamente protector. "Como padre era espectacular, no tengo otro para comparar pero seguro tuve el mejor padre. Con Sofía y conmigo era recontra celoso y muy cuidadoso, nos iba a buscar a las fiestitas. Una vez se nos bajó en una fiesta en pijama a las tres y media de la mañana cuando fue a buscarnos. Lo queríamos matar. No le importaba nada, él no quería que nos volvamos en taxi”, cuenta Catalina (27), quien vive con su hermana en Buenos Aires donde ejercen como abogadas. 

Su hijo Leopoldito cuenta que"por ahí es muy íntima esta historia, mi viejo cuando fue la primera vez que me emborraché me retó un montón, me dijo que cómo hacía eso, que estaba atentando contra mi salud, que una cosa es la diversión y otra el alcohol. Yo creía que me iba a matar, pero me explicó y yo le decía ‘sí papá’. Al otro día me levanté y él siempre me decía que de chico lo peinaban de raya al costado con gomina y esa mañana me dijo ‘como fuiste un boludo anoche, te voy a peinar para atrás con gomina’. Y anduve así todo el día”.

Sofía resume que "extraño sus charlas de política le encantaba discutir con las dos y nos hizo interesar en la política. Era cariñoso, dulce, jodido  y protector con lo que nos dejaba salir y era muy cuidadoso con las dos más que nada. Siempre presente”.

También era por demás familiero. "En Rusia con Sofi y los chicos estuvimos nosotras a partir de los 15 y los varones más chicos y la verdad que él durante el día trabajaba tanto que trataba a la noche de cenar seguro y el domingo ninguno podía ausentarse de la casa había que compartirlo porque era el único día que podía estar todo el día”, recuerda Catalina. Leopoldo hijo cuenta que "me acuerdo de los almuerzos de toda la semana, siempre con nosotros, y los domingos en la casa de Don Leopoldo siempre se hablaba de lo mismo, todo política. Los últimos tiempos siempre lo jodía porque terminaba con una frase diciendo ‘Viva el partido bloquista, pero sobre todo las mujeres bloquistas’ y yo le decía que era un chamuyero”.

Sofía apunta que "viajamos mucho porque desde Rusia era más fácil llegar a otros lugares, le gustaba compartir viajes con los hijos. En Rusia no teníamos idea de cómo se hablaba apenas llegamos nuestras compañeras venían a visitarnos y con mi hermana no queríamos recibirlas porque no sabíamos el idioma. Mi papa nos hacía juntar igual, nos decía que les convidemos cosas, que con señas nos hiciéramos entender. Era recontra amiguero y generoso”.

Polito era amante de la comida. "Le encantaba hacer paella, si había que hacerla la hacía él, él hacía todo lo que podía y quería, hacía cualquier tarea de la casa, cocinar le encantaba”, dice Catalina. Y su hermana cuenta que"su único vicio era comer bien y no le gustaba que le pinchen el plato para probar. A las hijas mujeres nos dejaba pero si no nos decía que nos pidamos lo que queramos”.

Catalina dice que su papá era amigo de los animales: "Cada tiempito que tenía en la siesta se ponía en el fondo de la casa a cuidar los peces y los perros. Tenía una pared gigante de pecera, era fanático, y tenía dos peceras, una de agua dulce y otra de agua salada y lo distraía mucho, se ponía a darles de comer, a lavarles el vidrio. Creo que algunos quedan porque los varones los mantienen. Los tenía perfectamente identificados”.

Leopoldito recuerda que su papá estaba siempre presente: "Me decía muchos consejos, siempre me decía que tenía que hacer las cosas lo mejor posible, que siempre había que prepararse para la vida, que él había tenido mucha suerte y no todos la tienen”.

No sólo con los cercanos Bravo era sensible. "Dio la vida por la política, no sé si se enfermó por eso pero era una cosa inherente a su persona. Era su pasión. Se realizó en sus objetivos. Recuerdo que en Rusia él decía que todos los argentinos donde fueran tenían que pasar por la Embajada. Una vez fueron dos viejitos de viaje en pareja y  le informaron que estaba hacía como 10 días internado. Mi papá se lo trajo a la Embajada  con la señora y hoy la mujer me sigue escribiendo con mucho afecto, mi papá se lo tomaba muy en serio”, rememora Cata.

La herencia

Todos los hijos de Leopoldo Bravo se interesan por la política y no descartan seguir los pasos de su padre y abuelo. "A mí la verdad que me gusta la política. Lo hemos mamado de chicos, a algunos les gusta el fútbol, o el arte, en mi casa siempre se habló de política. A mí no se me da la posibilidad pero después a lo mejor me animo. Como hijos fuimos con él a todos los actos en todos los departamentos”, dice Cata. Y Sofía, en la misma línea, confiesa que "a todos los hermanos nos gusta la política. La vida te va llevando y cada una está trabajando con lo suyo, siempre digo que me gustaría dedicarme a eso”.

Leopoldito es el que más se acercó al bloquismo y se lo vio militando. "A mí me gustaría seguir sus pasos, en el país donde vivimos  es complicado estar ajeno a la política, todos estamos opinando. Me gustaría participar más porque me gusta y porque creo que si tenés la capacidad de ayudar a los demás y te gusta por qué no hacerlo. Estoy terminando abogacía y él con eso se ponía insoportable, que termine la carrera me decía. A él le pasó, me dijo siempre que la política es muy linda pero te consume mucho tiempo y la facultad y las ganas de estudiar son para cuando sos joven y la política podés hacerla siempre”, dice el joven.

TEXTUALES

"La lección que me dejó primero es ser feliz, honesta y ser como mujer independiente. Nos decía que tenemos que estudiar, recibirnos, no dependan de nadie nos decía, así son libres, primero recibirse y tener independencia como mujeres”. / Catalina Bravo.

"Siempre pienso que tuve la mala suerte de tenerlo poco tiempo porque falleció cuando yo tenía 20, pero tuve un padre que fue buenísimo y lo que me quedan son los valores, como querer a la familia y lo mejor que puedo tener es un buen recuerdo de él”. / Leopoldito Bravo.

"Como padre nos dejó valores para toda la vida, muy exigente con el estudio, nos decía que seamos independientes, que hay que trabajar, la verdad que siempre estuvo pensando en u n buen futuro para todos”. / Sofía Bravo.
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