Montar un negocio o trabajar en el día a día en un emprendimiento, requiere de la toma de decisiones constantes, desde comprar más o menos mercadería, contratar o desvincular colaboradores, pedir un crédito, ampliar o reducir las instalaciones, comprar bienes de equipo,…..
La experiencia nos dice que debemos ser muy cautos, y analizar cada paso que demos porque cada decisión nos llevara a un nuevo escenario y de ahí se abrirán nuevas situaciones que deberemos ir resolviendo por tal motivo nuestra experiencia nos dice que nuestras emociones las debemos aparcar y saber que en los negocios “quien se calienta, pierde”, y quien se confía “pierde ” , por lo que te recomendaría una frase que leí hace tiempo que dice así:
No prometas cuando estás contento, no respondas cuando estás enojado y no decidas cuando estás triste, aplicando estos conceptos te ayudaran en situaciones de tener que decidir a volver al eje, racionalizar lo que te está pasando en ese momento y no ser impulsivo.
Sin lugar a dudas, sabemos que una decisión tiene un impacto trascendental en la empresa o en el negocio. Y sus consecuencias pueden ser positivas o negativas, según el punto de vista de cada quien, por lo cual te vamos a dar una serie de pautas para que las gestiones de la mejor manera posible.
Se diferencian seis etapas necesarias para completar el proceso de la toma de decisiones en el mundo de los negocios:
- Identificación del problema: es importante reconocer el obstáculo, y cuál es el origen de la presión o urgencia que conlleva. A partir de ahí, se eligen los criterios a seguir para su mejor resolución.
- Propuesta de soluciones o alternativas: Hay que recopilar todas las alternativas que sean aplicables y de utilidad. La experiencia o el consejo de expertos en la materia pueden ser de gran ayuda. Por el contrario, aislarse, no escuchar ni atender a otras propuestas o ceñirse únicamente a un punto de vista puede conducir a cometer errores.
- Evaluación: con todas las propuestas sobre la mesa, hay que analizar cada una de ellas, sopesar sus pros y contras, además de las posibles consecuencias que puedan desprenderse de ellas.
- Elección de la mejor solución o alternativa: tras superar la etapa anterior, y tras hacer un ejercicio de análisis y razonamiento, llega el momento de elegir la decisión a adoptar. Para ello se discriminan en primer lugar las que más se alejen de las necesidades u objetivos, hasta encontrar la que se considere más acertada.
- Implantación de la solución o alternativa: una vez tomada la decisión, hay que informar sobre la misma a las personas o empresas afectadas. Esto requiere de un proceso de planificación y organización previo.
- Análisis de los resultados: La última etapa debe ser el análisis de los resultados para comenzar el ciclo en caso de ser necesario. Encontrar solución al problema inicial sin que suponga la aparición de otros, sería el ejemplo de éxito más significativo. De ser así, la alternativa elegida podría aplicarse a otros conflictos similares. En caso contrario, nos otorgaría información para evitar cometer errores en el futuro.
Decide Si o Si
En el mundo de las empresas y los negocios tomar decisiones de forma ágil y efectiva es de vital importancia para tener éxito. La velocidad permite adelantar a la competencia, alcanzar las tendencias de mercado y evitar la obsolescencia en el modelo de negocio
Hay que tener en cuenta que toda decisión genera un cambio. Si es acertada, se produce una mejora; si es errada, genera un deterioro. La suma de las decisiones define el rumbo de la organización y determina su tendencia a evolucionar, estancarse o decaer.
Hoy en día, si una empresa no es capaz de mantener una velocidad de progreso igual o superior a la del mercado, se verá abocada al fracaso. Si no es tu empresa quién toma la iniciativa, tu competencia lo hará.
Pero ten muy presente que siempre es mejor invertir el tiempo y el esfuerzo necesarios para tomar una buena decisión que revertir una decisión mal tomada.
Somos conscientes que no siempre existen las mejores condiciones para la toma de decisiones en una empresa. Sin embargo, este proceso es tan crucial que bien vale la pena sopesarlo y buscar ayuda profesional si lo amerita, en particular cuando el asunto a resolver tiene el potencial para generar problemas en la organización.
Las mejores decisiones son las que han sido cuidadosamente analizadas, a partir de una información confiable. Entre más calidad tenga la información, más sólida será la decisión que se tome.
Ahora bien, este proceso no solo tiene que ver con datos y razones. Una decisión ideal es aquella que también incorpora una buena dosis de valentía y creatividad. De hecho, tener que decidir sobre algo ofrece una oportunidad inmejorable para introducir cambios e innovaciones que podrían marcar un antes y un después. El arte de decidir se basa en encontrar el punto de equilibrio entre realismo e imaginación.
Escrito por: Carlos Fernández
Coach de Empresas y psicólogo
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