A simple vista, parece un baldío cualquiera. Maleza, paredes gastadas y un silencio que apenas se interrumpe con el ruido del tránsito cercano. Pero en la esquina de Víctor Mercante y Cereceto, en pleno corazón del Barrio Ferroviario, todavía late la memoria que alguna vez fue un cine, sinónimo de diversión y encuentro comunitario. El drone de Tiempo estuvo en el lugar y mostró el estado actual del predio del complejo habitacional de Capital.
En los años ’70, cuando las salas populares vivían su mayor esplendor en San Juan, este rincón era parte de esa fiebre que convocaba a grandes y chicos. Así como el Splendid, el Roxy o El Paraíso, el cine del Ferroviario abría sus puertas para que familias enteras disfrutaran de las películas proyectadas sobre un paredón improvisado en pantalla. Arriba, una pequeña habitación albergaba al proyector, el verdadero corazón del espectáculo, que iluminaba las noches con historias que viajaban desde la gran pantalla hasta los sueños de los vecinos.
Embed - Lugares abandonados: antes, el cine del Barrio Ferroviario; hoy, un baldío más
El tiempo, sin embargo, hizo lo suyo. Con la llegada de nuevas formas de entretenimiento, el furor del cine de barrio se apagó. La sala fue quedando en el olvido hasta convertirse en lo que hoy se ve. Actualmente, es un terreno abierto, con murales que intentan darle color al abandono. Aún se conserva la habitación donde estaba el proyector, reconocible por un detalle que se volvió distintivo: un mural con el escudo de San Martín que resiste en una de sus paredes.
El predio, ahora silencioso, sigue guardando las huellas de aquel pasado. No es solo un baldío: es un fragmento de memoria cultural, un eco de las risas, los aplausos y las noches de cine que marcaron a generaciones en el Barrio Ferroviario.