Pasaron más de tres semanas de los incendios que hicieron arder el Parque Sarmiento en Zonda y, aunque el interés de una mayoría se centró en las drásticas consecuencias que provocaron las llamas, con el impacto ambiental que ocasionaron en la reserva, pocos se enfocaron en la tarea que prestaron las dotaciones de bomberos que llegaron hasta el lugar, sobre todo la de los voluntarios.
En ese marco, los primeros en llegar y también los últimos en irse fueron los locales, los integrantes de la Asociación Civil de Bomberos Voluntarios de Zonda, que -cual escuadrón- estuvieron en la primera línea de fuego, paradójicamente, luchando contra el fuego que arrasó con todo a su paso. Con más entrega que recursos, los comandados por el Jefe Jon Recabarren trabajaron por horas y, finalmente, controlaron el siniestro que mantuvo en vilo a los sanjuaninos.
Más tranquilo, después del cimbronazo que representó el siniestro en el área protegida, el sargento y jefe del cuerpo de los bomberos zondinos contó cómo surgió la agrupación y describió a los hombres y mujeres que la componen, dueños de una admirable vocación, puesto que prestan servicio a la comunidad sin pedir nada a cambio.
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Nacida oficialmente en 2017, cuando consiguió la personería jurídica, la asociación dejó de ser una fantasía de la familia Recabarren para convertirse en una realidad. Es que tanto el padre de Jon como sus dos hermanos, un día comenzaron a soñar con conformar un grupo de bomberos voluntarios por las necesidades que se presentaban en el departamento y, alentados por un amigo que "algo" entendía de la materia, se lanzaron a la aventura de concretar el proyecto familiar.
Ese amigo era nada más y nada menos que el presidente de la Federación de Bomberos Voluntarios de San Juan, Sergio Cuello, quien durante el 2015 y 2016 incentivó la creación de la dependencia. Para ello no sólo los capacitó con los conocimientos necesarios, sino también les donó los primeros elementos de trabajo.
"No teníamos nada, empezamos de cero. Tuvimos que poner dinero de nuestro bolsillo para adquirir herramientas. Firmamos un acuerdo con la Municipalidad para que nos prestaran un camión cisterna y la Federación nos donó dos mangas de tela (mangueras) y acoples", recordó el bombero voluntario, que también destacó el apoyo que recibieron de un conocido restaurante del lugar, La Coqueta.
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Con más entusiasmo que elementos, Jon se capacitó en primeros auxilios y otras especialidades para luego él transformarse en capacitador. Una vez preparado, recibió a las primeras interesadas en formar parte del cuerpo: dos vecinas de la zona. Curiosamente, fueron dos mujeres las primeras en sumarse a los Bomberos Voluntarios de Zonda.
Su hermano Erik también se especializó y junto a las chicas se fueron sumando integrantes para, finalmente, ser un equipo compuesto por cinco aspirantes y cinco bomberos recibidos. Eso sí, en carpeta, hay otros postulantes que buscan pertenecer a la asociación, ya que en la preinscripción que cierra el próximo 3 de agosto se anotaron hasta el momento 20 personas.
"Todos tienen sus ocupaciones, pero se dan sus tiempos para prestar tarea. Se pudieron organizar en sus vidas y hoy ejercen una noble función", manifestó el representante de quienes se ilusionan con construir su propio cuartel. Es que por ahora, la sede está ubicada en el patio de su casa, en calle San Martin, entre Av. Argentina y Carlos Bianchi.
Todo fue y es a pulmón para los voluntarios de Zonda que hasta hace poco se movilizaban en un Renault 21, con mangueras adaptadas. Esa era su unidad de transporte, además del camión cisterna, hasta que el subsidio de Nación llegó y pudieron comprarse la camioneta Ford Ranger que tanto necesitaban.
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Con el resto del dinero que recibieron, planean dar el siguiente paso con la construcción del cuartel. Para eso compraron materiales de construcción, aunque los últimos aumentos en el rubro marcaron rápidamente un límite y quedaron a mitad de camino. Es por ello que se la rebuscarán con rifas y demás recaudaciones solidarias para conseguir lo que les falta y solventar la mano de obra.
"Tenemos metas que cumplir, queremos seguir progresando con los equipos necesarios y quizás otro vehículo. Es por eso que tratamos de tener todos los papeles al día para que podamos seguir obteniendo subsidios", comentó.
Si bien cuentan con herramientas de calidad, Recabarren admitió que los elementos de protección personal y aparatos de respiración autónoma que utilizan no son los ideales y todo está relacionado con los altos costos que suponen. Por ejemplo, un traje especial sin las respiración autónoma (máscara y tubo con aire comprimido) ronda los 200 mil pesos.
En ese sentido, aprovechó la ocasión para contar que sortean una moto 0km para recaudar fondos. Por el momento, vendieron cerca de 200 números, aunque resulta un tanto insignificante si se tienen en cuenta los casi 6 mil habitantes zondinos. Es por ello que llamó a la solidaridad de los pobladores.
"Nosotros estamos cada vez que se nos necesita. En la comisaría, si reciben un llamado de auxilio por un incendio, de inmediato nos avisan y acudimos. Para eso estamos", resaltó Recabarren, al mismo tiempo que señaló lo importante que es tener un equipo de rescate cerca, debido a la distancia que se tiene con los Bomberos de la Policía de San Juan, situados en el límite de Capital con Chimbas.
En una zona rural, explicó que una buena parte de los incendios que deben apagar son forestales. "Acá hay muchas fincas grandes que se prenden fuego y las llamas alcanzan grandes dimensiones", sostuvo.
Luego de haber combatido contra las llamas en el Parque Provincial, afectado en un 50 % de su totalidad, con animales muertos y ranchos cercanos amenazados por el fuego, el jefe reconoció haber peleado con el peor de los incendios que les tocó luchar desde que se iniciaron.
Con la convicción de colaborar para el bien común sin pretender una contraprestación o un beneficio propio, algo que escasea por estas épocas, Recabarren y los suyos descubrieron en la práctica una pasión, no sólo por la adrenalina que corre por sus venas cuando están en acción, sino también por convertirse en héroes por un rato.
Quizás para ellos, más importante que recibir una compensación económica por la tarea realizada, lo es la gratitud de quienes reciben su ayuda o, posiblemente, sea la sensación del deber cumplido. Sea cual fuere su satisfacción, al fin de cuentas, son ellos los que marcan la diferencia y, desde su humilde lugar, aportan su granito de arena para hacer de este un mundo mejor.
Por todo ello, gracias.