La polémica sobre el lenguaje inclusivo tomó estado público una vez más cuando el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires prohibió que en las escuelas de la ciudad de Buenos Aires se utilicen documentos oficiales y contenidos curriculares escritos con ese tipo de lenguaje. Lo hizo bajo el argumento de que en las últimas evaluaciones de Lengua reflejaron un retroceso en el aprendizaje durante la pandemia.
Sin embargo, hubo voces del Gobierno nacional, como la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, que salieron al cruce. “Las escuelas deben ser ámbitos inclusivos y democráticos que respeten la libertad y diversidad”, dijo al respecto.
Entre esa dicotomía, la ministra de Educación de San Juan, Cecilia Trincado, optó por abrir la discusión. Apuntó a que la discusión no debe pasar por el Si o No del lenguaje inclusivo, sino centrarse en lo que antes no se decía y lo que se pretende dejar fuera de esas palabras. Así lo dijo a Canal 8, en una entrevista.
“La lengua va variando, se va modificando y creciendo producto de una cultura en la que hay cosas que antes no se decían y hoy se han incorporado”, explicó la funcionaria sanjuanina. Y contó una experiencia personal. “Yo siempre doy el mismo ejemplo, porque me parece muy claro. Estamos acostumbrados a nombrar a los cargos de manera masculina en mi caso ministro, pero quién estableció que el cargo sea masculino", empezó.
Enseguida, agregó, “recuerdo que me tocó cuando era secretaria académica de la Universidad Católica tener que pedir al Ministerio de Educación de la Nación que aceptaran la titulación de abogado, abogada; médico, médica y empezamos a cambiarlo. A raíz de esto, hoy los títulos de la UCC tienen el género masculino o femenino, de acuerdo a las circunstancias. Pero, aún hay cierta resistencia o hábito, no sé cómo llamarlo, de pensar en el cargo como un único formato”.