En ese sentido, Tiempo de San Juan accedió a un estudio que muestra las cifras de la provincia en comparación con el resto del país y destaca cuál es el perfil de los criminales que cumplen condena o que están obligados de obedecer una orden judicial y que evitan ir tras las rejas, mediante estas dos modalidades.
Si bien el informe del Ministerio de Justicia de la Nación denominado 'Relevamiento Nacional sobre Personas Detenidas con Prisión Domiciliaria y Vigilancia Electrónica' está actualizado hasta el 31 de diciembre de 2021, ofrece datos que dan una pauta sobre la situación que se viene dando en los últimos años tanto en el territorio provincial, como en el nacional.
Hasta esa fecha, había 97 sanjuaninos con prisión domiciliaria y sólo 23 de ellos tenían tobillera electrónica, lo que representaba un 23,7% del total de la población privada de libertad que permanecía en su casa. Ese número se elevó durante el 2022, ya que fue el mismo secretario de Seguridad, Carlos Munisaga, quien aseguró en octubre del año pasado que 30 dispositivos electrónicos de vigilancia estaban en funcionamiento.
Ahora bien, en comparación con otras provincias, ¿en qué posición estaba San Juan? Río Negro, por ejemplo, presentaba cifras similares a San Juan en cuanto a la cantidad de personas detenidas con prisión domiciliaria, puesto que tenia a 111 bajo esas circunstancias. Sin embargo, la provincia del sur superaba ampliamente a la nuestra en uso de pulseras electrónicas, ya que tenía 103 en ejecución.
Pese a esa diferencia que la colocó por debajo de la expectativa, los números de una integrante de la región Cuyo como lo es San Luis cambiaron la perspectiva. Es que el territorio puntano presentaba 83 domiciliarias, pero ninguna utilizaba la tobillera electrónica.
El relevamiento destacaba que la cantidad de personas que estaban con prisión domiciliaria y con dispositivo electrónico se mantenía con un incremento interanual sostenido, tanto a nivel nacional como local. En efecto, el aumento de prisiones domiciliarias en San Juan fue notable en los últimos años: en 2019, eran 37; en 2020, 90 y en 2021 fueron 97. Todo ello significó un 162% de incremento.
El perfil de los criminales con prisión domiciliaria
Las estadísticas vertidas en el informe señalaban que hasta fines de 2021, había casi 12 mil personas con prisión domiciliaria en Argentina (11.980) y el 51,9% estaban bajo monitoreo con dispositivo electrónico. A partir de esos datos, remarcó indicadores con los que se puede construir un perfil de aquellos que cometen un delito y zafan de ir a la cárcel.
Del universo que recibe la domiciliaria, 73,8% eran varones, 26% mujeres y 0,2% trans. Es por ello que la principal característica del perfil es que es hombre.
La edad mayoritaria de los delincuentes oscilaba entre 25 a 34 años, por lo que se puede decir que el perfil presenta a un adulto joven.
En cuanto a su situación legal, la mayoría -reflejada en un 60,7%- estaba procesada por la justicia, lo que quiere decir que para ese hombre de entre 25 y 34 años tiene en contra un fallo judicial de primera instancia.
Los principales delitos imputados a las personas detenidas con prisión domiciliaria fueron por tenencia de drogas, que suponía un 35,3% del total de los delitos mencionados.
En relación, a los motivos de incorporación al régimen de prisión domiciliaria en un 74,4% de los casos no fueron precisados, por lo que se desconoce si obtuvo domiciliaria por cuestiones de salud; o bien que tenían una persona a cargo que no podía valerse por sí misma; o cualquier otra circunstancia.
La duración de la condena de las personas con prisión domiciliaria en su mayoría, representada en un 56%, era de más de 3 a 6 años de pena.
El funcionamiento de las tobilleras
Las tobilleras pueden ser colocadas a detenidos que gozan de salidas transitorias y/o arresto domiciliario pero deben cumplir ciertos requisitos. El primer paso, es la solicitud judicial. Tras ello, se lleva a cabo un análisis pormenorizado de la situación para conocer si están dadas las condiciones.
Para el caso de salidas transitorias, al reo se le coloca la tobillera con los datos del recorrido que debe hacer hasta llegar a su domicilio. Si se aleja de ese camino, se activa el dispositivo.
En cuanto a los detenidos que gozan de la detención domiciliaria, se fija un perímetro de seguridad dentro del cual la persona puede moverse, en función del domicilio. Cuando se aleja más de lo permitido, se activan las alarmas ya que se utiliza un seguidor GPS.
En los casos de violencia de género, el sistema es dual, por tanto se instala la tobillera o pulsera al agresor que emite una señal que recoge un dispositivo que el mismo lleva consigo, como así también a la víctima se le entrega otro dispositivo (del tamaño de un teléfono celular) que recibe la señal que emiten los aparatos del agresor.