La inflación de la Ciudad de Buenos Aires es un termómetro en el que economistas y analistas confían para pronosticar o arriesgar el guarismo nacional.
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SUSCRIBITEUna medición es antesala de la inflación nacional, que suele estar unas décimas por abajo. En el gobierno festejan.
La inflación de la Ciudad de Buenos Aires es un termómetro en el que economistas y analistas confían para pronosticar o arriesgar el guarismo nacional.
El IPC argentino suele estar unas décimas por abajo de la inflación de CABA, salvo algún episodio excepcional, como el de agosto, donde ambas estadísticas clavaron el 4.2%.
Pero en mayo la Ciudad marcó 0.2% más que la nacional; lo mismo sucedió en junio; y en julio la distancia se estiró hasta el 1.1%.
Bajar el 4% para el gobierno nacional es un objetivo. Que el número empiece con un 3, y no con un 4, no marca demasiado ni en la microeconomía ni en las góndolas, pero el poder simbólico es importante. Para septiembre, la inflación de CABA fue del 4%, por lo que en el gobierno nacional esperan, al menos, un IPC nacional del 3.8%.