En las últimas horas se viene repitiendo desde el entorno de Cristina Kirchner que, ante quien quiera escucharla, la titular del Senado se manifiesta arrepentida de haber renunciado en público, y casi en cadena nacional, a la precandidatura a la presidencia del 2023.
Candidatos que no levantan, y su fortaleza en las encuestas dentro del espacio oficialista, sostienen desde aquel momento un movimiento que poco a poco fue tomando más fuerza en medios y redes, que le pide que revea su decisión.
Si para anunciar su candidatura Cristina está esperando el operativo clamor, este puede concretarse este 11 de marzo, en Avellaneda, donde la mesa kirchnerista del lugar organiza un acto en el que la excusa es conmemorar los 50 años del triunfo electoral de Héctor Cámpora que dio paso al regreso de Juan Domingo Perón al país tras 18 años de proscripción.
La consigna, entonces, cae de madura: “Luche y vuelve”. Hace 50 años por Perón, ¿ahora por CFK?
El objetivo real, no lo esconden, es poner en el centro de la agenda las candidaturas de Cristina Kirchner a la presidencia y de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires.
Los oradores confirmados son Máximo Kirchner, y el propio gobernador Kicillof, y desde la organización se esperanzan: “Sería muy bueno que Cristina esté”.
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El acto viene a adelantarse al frustrado mitín partidario contra “la mafia judicial” convocado por la misma presidenta para el 24 de marzo, que dio de baja estela de Carlotto al declarar que no quería que un día clave en la lucha por los derechos humanos sea otra cosa que el reclamo de “memoria, verdad, y justicia”.
Un día antes de ese acto, Cristina reaparecerá en Río Negro, 24 horas después de que el tribunal que la condenó a 6 años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos dé a conocer los argumentos de la sentencia.
Allí se dirigirá al público con motivo de recibir un doctorado honoris causa en la Universidad Nacional, en la sede de Viedma.