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EL OFICIALISMO

El quiebre que detonó una simple visita de cortesía

Fue en Rivadavia. La foto del gobernador junto al intendente tuvo derivaciones. Hubo otro encuentro estratégico y exclusivo.

Por Gabriel Iturrieta

Apenas habían pasado cuatro días de la foto de Sergio Uñac y el intendente de Rivadavia, Fabián Martín, cuando ocurrió una reunión exclusiva con los cuatro concejales del Frente Todos de ese municipio, invitados especialmente por el gobernador. También tuvieron su instantánea con el pocitano, para contrapesar las atenciones. Naturalmente, ambos episodios estuvieron vinculados. Fue causa y efecto. 

Basta bucear un poco para advertir que vuelve a activarse la política, al compás del distanciamiento social que desplaza al aislamiento. Sin distraerse de la pandemia, el estatus sanitario de provincia libre de circulación viral comunitaria, permite empezar a visualizar otros horizontes. Incluido el municipio donde la oposición logró la reelección el año pasado, convirtiéndose en el segundo bastión basualdista-orreguista del Gran San Juan después de Santa Lucía.

Sin distinción de colores partidarios, Uñac inició una recorrida institucional por los municipios hace un par de semanas. El primer anfitrión fue Emilio Baistrocchi, en Capital, el jueves 28 de mayo. Ese mismo día el gobernador estuvo en Santa Lucía y en Rivadavia. Juan José Orrego y Fabián Martín pudieron recibir al gobernador en sus dominios, con agenda abierta y con los funcionarios que quisieran incluir en la cumbre. Fue una ocasión sin precedentes.

En el fragor de la cobertura, un dato pasó inadvertido. En el municipio del Oeste, no estuvieron presentes los concejales del Frente Todos. Faltaron los tres justicialistas, Leonardo Lorenzo, Laura Villa y Lucio Gutiérrez; y el bloquista Walter Vazquez. Fue un contraste notable por ejemplo con Capital, donde esa misma mañana el gobernador estuvo con todos los ediles en el recinto de sesiones.

El dato de la ausencia en Rivadavia no se hizo visible hasta el lunes 1 de junio, cuando el propio Uñac compartió en sus redes sociales las fotos del encuentro mantenido con los concejales de ese departamento, en la sala Camus de Casa de Gobierno. El texto escueto que trascendió oficialmente incluyó una declaración de Lorenzo: "Hablamos con el gobernador sobre la labor legislativa que llevamos adelante en el Concejo Deliberante". Formalidad absoluta, para una imagen que significó bastante más.

En realidad, el encuentro a solas con Uñac y sin Martín se gestó tras una sonora queja de los propios ediles. Una fuente del espacio dijo que el intendente solo había llamado a los presidentes de bloque, para que se sumaran a la recepción del 28 de mayo. Ante esa disposición –fundada en el distanciamiento social- la respuesta de los justicialistas y el bloquista fue: todos o ninguno. La negociación no prosperó y devino en ruptura.

Informado al respecto, Uñac ofreció contención. Esta vez como anfitrión, abrió Casa de Gobierno para un cónclave que si otros concejales han tenido, no se difundió con el mismo ímpetu. Funcionó como una compensación hacia la propia tropa, herida por haberse sentido desplazada del escenario cuatro días antes. La inmediatez, la proximidad entre una foto y la otra también tuvo razón de ser. Le confirió relación directa a un suceso con el otro. En definitiva, dos capítulos de la misma historia.

El faltazo adquirió otra dimensión, más allá de la ausencia en la foto del intendente Martín. Fue un quiebre en la acaramelada relación que venían sosteniendo desde que comenzó esta segunda gestión, sobre todo desde que irrumpió el Covid-19 y todas las escaramuzas quedaron guardadas en el freezer. Se había impuesto el criterio de garantizar la gobernabilidad en la pandemia, sucedió a nivel nacional y a nivel provincial también. Pero ahora la coyuntura parece haber dejado un resquicio para volver a la normalidad. Aunque más no sea, a una nueva normalidad. También en lo político.

El gobernador tuvo la oportunidad de decidir. Pudo mandar un intermediario para bajar los decibeles o actuar en primera persona. Optó por la segunda. Uñac los convocó en privado y redobló la apuesta al mostrar el convite públicamente. Hay infinidad de reuniones reservadas en Libertador y Paula, exhibir algunas no es precisamente un acto al azar.

Los cuatro ediles estuvieron nuevamente con Uñac en la inauguración de un centro de interpretación en el Parque de la Biodiversidad, el viernes 5 de junio pasado. Ahí sí coexistieron con Martín sin ninguna apostilla de rencor. La relación institucional entre el gobernador y el intendente siempre fue cordial. Hasta pactaron no obstaculizarse las gestiones mutuamente. Pero pertenecen a espacios rivales y el PJ tiene la expectativa de “recuperar” Rivadavia en 2023.

Esto último no es una conjetura sino una confesión de un alto dirigente del departamento. Con el cambio de autoridades en la Junta de Rivadavia –hoy Ruperto Godoy desplazó a Moisés Lara- los concejales están en contacto permanente con la estructura partidaria. Hay una relación de ida y vuelta con la intención de construir un proyecto que pueda superar las divisiones internas.

El peronismo de Rivadavia fue con tres listas a la primaria de 2019 y a la hora de la general, Martín se impuso holgadamente. También ganó su compañero de fórmula, el diputado departamental Sergio Miodowsky. A partir de esa experiencia, hay una instrucción concreta de la conducción provincial del PJ de edificar en la unidad. Esto incluye al bloquismo y también a los referentes del giojismo que disputaron la interna partidaria el 15 de marzo.

Lorenzo, que fue candidato en la lista de concejales de Marcelo Delgado, tiene diálogo permanente con Godoy, que fue rival en agosto de 2019. También habla con Lara, referente innegable de José Luis Gioja. Por estas horas, el joven edil espera que haya gestos de otros dirigentes para lograr un acercamiento. Tiene la venia de Uñac para avanzar en todos los acuerdos posibles.

Puertas adentro, entienden que la falta de una oposición fuerte a nivel provincial brindó un marco apropiado para que aparecieran diferencias internas. El desafío es limar las asperezas pero, claro, es tarea pendiente. Lorenzo tiene en agenda estrechar lazos con la Juventud del partido y con el diputado nacional Francisco Guevara, dirigente que ingresó en reemplazo de Daniela Castro y está súper alineado con el uñaquismo. Están incubando una nueva generación con aspiraciones a dar batalla.

En esta línea, el berrinche por la no invitación de Martín a todos los ediles, reservando lugares únicamente para los presidentes de bloque, pudo parecer desmedido. Sin embargo, esa fue tan solo la primera oportunidad para empezar a marcar diferencias. Algunas veces serán menores, como la de la foto en el palacio municipal. Otras serán más estruendosas.

La política, que pasó casi 80 días en cuarentena, volvió a asomar la nariz. Con cubreboca y mucho alcohol en gel, adaptada a la nueva normalidad. Se terminó el aislamiento y empezó a notarse.

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