Dos asesinatos sacudieron a la opinión pública en las últimas semanas y, aunque ocurrieron en lugares distintos y en momentos separados en el tiempo, tuvieron un denominador común: las asesinas fueron mujeres de las que se podría haber esperado cualquier cosa, excepto que sean autoras de homicidios a sangre fría. Se trata del crimen en Las Chacritas, sucedido el 17 de enero de 2024 y que implicó a una investigadora del CONICET, condenada a perpetua recientemente, y del triple crimen en Villa Crespo, registrado el 21 de mayo pasado y perpetrado por una madre y esposa que le quitó la vida a sus hijos y su marido.
A partir de los hechos protagonizados por la sanjuanina Luciana Bustos y la porteña Laura Leguizamón, Tiempo de San Juan consultó con dos especialistas que respondieron a un interrogante: ¿las historias de mujeres asesinas impactan más? Y, en caso de ser afirmativa la respuesta, ¿por qué motivo se da esta reacción? Una psiquiatra, Laura Tamarit, y una socióloga, Analía Saavedra, recogieron el guante y ofrecieron su valiosa opinión al respecto.
Para quien se especializa en Sociología, la mirada de la sociedad sobre el rol que debe cumplir una mujer es la clave para entender la reacción de aquellos que se asombran con los crímenes y ponen el foco en las autoras, más allá de los detalles que trascendieron de uno y otro caso. "Yo creo que eso responde a patrones culturales o bien a la idiosincrasia misma de la sociedad en la que nosotros vivimos", señaló Saavedra respecto de la conmoción que causan los homicidios efectuados por mujeres.
En ese sentido, añadió: "Creo que la diferencia implica por el marco en el cual siempre se ubica a la mujer, como en el rol de protección, de cuidado, sobre todo a nivel familiar. Tradicionalmente, ha tenido un lugar, una función dentro de estos grupos sociales. Entiendo que por ahí puede venir parte de la respuesta, aunque ese no es el único factor, sin duda".
Según Saavedra, las concepciones culturales son cruciales por lo que no se espera que una mujer cometa un asesinato. "Se espera menos que se den estas cuestione o no son algo tan común", sostuvo. Esto se refleja en el delito en general y en los datos que aporta la realidad, ya que, por ejemplo, la población carcelaria en el Servicio Penitenciario de la provincia está compuesta por un 97% de varones y un 3% de mujeres, acorde lo indicó el censo de 2024.
Para Tamarit, experta en el área de Psiquiatría, las características de las homicidas son la distinción y, además, son una muestra de que la violencia se presenta en todas las clases sociales. "La violencia no está asociada a un nivel educativo determinado, no es cuestión de villeros y de ignorantes, es cuestión de humanos", remarcó la profesional que recordó el éxito que tuvo en el país una serie denominada "Mujeres Asesinas"; "nunca hemos tenido una que se llame "hombres asesinos", recalcó.
Desde esa misma perspectiva estableció las diferencias que existen en el tratamiento periodístico de los caos. "Si lo de Villa Crespo hubiera sido en la Villa 31, en Buenos Aires, quizás hubiese estado asociado a factores socioambientales culturales. Tal vez no hubiese ocupado los medios como los ocupa", detalló y agregó: "O se hubiese dicho consumía y listo. En este caso, se da en un barrio de clase media, gente trabajadora, con buen acceso a la educación. Y la otra, becaria del CONICET".
No obstante, para la médica los cuestionamientos que se presentan son "más desde un lugar de la salud mental y no desde la perversión, no desde el abuso, desde la violencia". A su criterio, socialmente se tiende a justificar acciones aberrantes con trastornos mentales, algo que podría ser un error. "No hay que confundir hijaputés con enfermedad mental", manifestó.
Para la especialista consultada, estos casos son aprovechados de manera negativa y potencias discursos de odio. "A nivel mundial hay un movimiento que tiene que ver con la incomodidad por el lugar que está ocupando la mujer. Lo que dijo el rector de la Universidad Católica es un ejemplo. Promueven el hecho de que la mujer vuelva a su rol de procreadora y que no ha servido, en el modelo, que la mujer que trabaja", indicó y añadió: "Es un discurso de odio donde la mujer no sirve para nada más, que la mujer que se satura mata".
Laura Leguizamón fue declarada la autora del triple crimen en Villa Crespo, quien asesinó a su marido y sus dos hijos adolescentes antes de quitarse la vida. El hecho ocupó los titulares de los medios nacionales y sus acciones despertaron el asombro de la sociedad. Aparentemente, su condición psicológica y psiquiátrica habría sido la razón de su conducta. No obstante, ello será un misterio que podría quedar sin resolver.
Por su parte, Luciana Bustos fue condenada el lunes último a prisión perpetua por el asesinato de su amante Marcelo Amarfil. El caso fue investigado por la Justicia y tras un debate oral y público, en el que se conocieron detalles del ataque de la docente universitaria, la acusada recibió la máxima pena. Si bien su defensa argumentó que actuó en legítima defensa, la fiscalía probó el ataque premeditado.