A dos semanas del inicio del juicio por estafa contra Pedro Saitta, el sujeto que usó doble identidad para permanecer oculto de la justicia, este miércoles por la mañana se llevaron adelante los alegatos y tanto la fiscalía como la querella pidieron condenas de prisión efectiva para el enjuiciado. Es que el fiscal Daniel Galvani solicitó 3 años de cárcel, mientras que la víctima -representada por el defensor oficial Juan Carlos González Riutort- fue más lejos y pidió 5 años de pena.
Por su parte, la defensa encarnada por Jorge Olivera Legleu impulsó el pedido de absolución para su patrocinado. Ahora, será el juez que preside el debate, Juan Bautista Bueno, quien defina si la sentencia será condenatoria o absolutoria para la causa de defraudación que data de 2021, cuando el acusado que solía esconderse bajo la fachada de un empresario dedicado a la compra y venta de automóviles de alta gama fue denunciado.
Se estima que el jueves, el magistrado dictará el fallo y que, previo a ello, Saitta ofrezca sus últimas palabras. Hasta el momento, el hombre que será sentenciado no hizo uso de la defensa personal, es decir, de declarar y defender su postura. Quien guardó silencio desde el inicio protagonizó un curioso episodio en una de las primeras audiencias del proceso, cuando se descompensó y el juicio debió suspenderse de manera momentánea.
En caso de resultar condenado, la pena se sumará al resto de sus antecedentes penales por la comisión de diversos delitos, entre los que se destaca la condena de 14 años de prisión por un crimen ocurrido en 2013, en Mar del Plata.
El expediente que recayó en la Unidad Conclusiva de Causas y que está a punto de resolverse inició cuatro años atrás, cuando se conoció que el ahora imputado se hallaba prófugo de la justicia. El comerciante, José Luis Dicarlo, lo había denunciado por una estafa y amenazas y, a pesar de tener una causa en la ciudad costera y de haber sido procesado por Flagrancia, zafó de ir tras las rejas ya que se escondía bajo otra identidad.
Luego de comparecer ante las autoridades, quien se hacía llamar Pedro Sampieri y decía ser un exitoso empresario quedó tras las rejas y, en ese momento, toda la basura debajo de la alfombra salió a la luz. No sólo se supo que era buscado en la ciudad costera por un homicidio, sino que pasó por el sistema de la justicia exprés sin ser advertido como tal.
Al cabo de una pulseada intensa con su denunciante, quien habría sufrido un perjuicio que hoy asciende los $45 millones, Saitta se sentará en el banquillo de los acusados una vez más por los delitos de estafa y amenazas agravadas por el uso de arma de fuego. Es que en la previa y en las instancias de negociación para evitar el juicio, el detenido ofrecía una reparación económica simbólica y por tanto el denunciante lo rechazó.
Saitta, que pretendía una conseguir una solución alternativa del conflicto, ofrecía $2 millones cuando el daño económico que habría originado en la víctima se estima que fue de $48 millones, según lo precisó el propio José Luis Dicarlo. "La camioneta cuesta $35 millones y el auto de mi hija sale $13 millones", sostuvo el denunciante que espera que el imputado resulte condenado.