Después de pasar dos años detenido en el Servicio Penitenciario, el joven que fue acusado de violador fue sobreseído por decisión de la Sala I de la Cámara de Apelaciones, que lo libró de culpa y cargo por un detalle técnico. Es que más allá de que la denunciante despareció y desistió de continuar con el proceso, la causa prescribió con el paso del tiempo.
Roberto Raúl Vargas había sido acusado por abuso sexual con acceso carnal y no sólo fue procesado, sino que su caso fue elevado a juicio. Sin embargo, en medio del debate que se desarrollaba en su contra, la presentación de su defensor -el abogado Julián Gil- cambió la historia y consiguió finalizar con su calvario, puesto que cumplía con prisión preventiva y permanecía encerrado en la cárcel.
Como la denunciante declaró una sola vez y luego presentó una retractación, para más tarde 'desaparecer del mapa', puesto que desde la Justicia no lograron ubicarla nunca más, la fiscal del caso, Marcela Torres, no tuvo más remedio que solicitar la nulidad del proceso.
Para ese entonces, el juicio contra Vargas había iniciado. Sin embargo, la principal interesada no se presentaba a las audiencias para declarar y ello complicaba el desarrollo habitual del proceso.
Pese al requerimiento de la fiscalía, el juez de Cámara, Miguel Dávila Saffe, rechazó el pedido y emitió la resolución por extinción de la acción penal. De esta manera, el magistrado de jerarquía dictó el sobreseimiento total y definitivo para Vargas, desvinculándolo de cualquier tipo de sospecha.
Sobre la denunciante, la Justicia no tuvo más noticias.