A más de un año del crimen en Las Chacritas, por el que una docente universitaria fue acusada de asesinar a sangre fría a su amante, la causa ya tiene fecha para el control de acusación y la posterior elevación a juicio, después de que las partes coquetearan con la idea del juicio abreviado. Según informaron fuentes calificadas, la audiencia está prevista para el próximo 25 de febrero, cuando la fiscalía concluya con la instrucción y realice el requerimiento.
En la previa, la defensa de Luciana Teresita Bustos -representada por Néstor 'Roly' Olivera- y el fiscal del caso, Francisco Pizarro, habían protagonizado un ida y vuelta frente a un posible acuerdo de pena. Sin embargo, como las intenciones del Ministerio Público eran las de condenarla con la prisión perpetua por homicidio doblemente agravado, por alevosía y por el vínculo, el delito que le imputa, el abogado rechazó la posibilidad sosteniendo atenuantes en el accionar de su defendida.
La acusada por el asesinato de Marcelo Amarfil, ocurrido durante la madrugada del 17 de enero de 2024, no dio el brazo a torcer y prefirió llevar el caso a un debate oral y público que promete ser de película, dadas las revelaciones que podrían darse. Según ya lo ha deslizado la defensa en su versión de los hechos, la sospechosa intentó defenderse frente a un ataque sexual. Es por eso que, con dicha estrategia, buscará una pena menor ante las pruebas que ofrecerá la fiscalía para declararla culpable.
Mientras tanto, la investigadora del CONICET sigue detenida en el Penal de Chimbas luego de que se le dictara la prisión preventiva y de que la medida cautelar se extendiera en los últimos meses. Pese a los esfuerzos del defensor de cesar con la medida más gravosa, los jueces de diversas instancias (de Garantías y de Impugnación) denegaron la posibilidad de concederle la prisión domiciliaria y mucho menos la libertad.
Bustos está acusada de atacar con un cuchillo de sorpresa a Amarfil, cuando lo tenía esposado y con los ojos vendados. La fiscalía sostuvo que la mujer señalada como la homicida aprovechó la ocasión de un juego sexual, en el interior de su auto estacionado en el medio de la nada, para ultimar a la víctima.
La escena, que representó un verdadero baño de sangre para los investigadores, reveló secretos que complicaron a la imputada. Es que si bien ambos decían ser amigos, lo sucedido dejó al descubierto que mantenían una relación más íntima todavía. Los conocidos de la víctima se mostraron sorprendidos por el tipo de vínculo que tenían, lo mismo que la pareja de Bustos. Eso hizo suponer que la becaria llevaba una doble vida, que tenía a su mujer y que, además, tenía a su amante, el que fingía ser su amigo. La hermana de la víctima, por ejemplo, no dudó en catalogarla de "psicópata".