"La perpetua la llevamos nosotros", sentencia Paula Morales, la madre de Leila Rodríguez, la joven que fue asesinada por su novio en 2018 en Ullum. Y es que además de convivir con el dolor, las familias que perdieron a sus hijas, hermanas y sobrinas en el contexto de un femicidio deben lidiar con los responsables de los crímenes que, al parecer, tras las rejas y desde las redes sociales propician ataques aberrantes.
La familia de Leila denunció que la cuenta de Facebook de la víctima fue hackeada por autores desconocidos, ya que en la misma subieron fotos de chicas con poca ropa, posando de forma sensual. Acorde manifestaron, esto no sólo resultó un golpe bajo a la memoria de la joven madre asesinada por Esteban Pacheco, sino también una provocación y, por ello, sospechan del entorno y del propio femicida.
Las teorías que apuntan a Pacheco y los suyos están fundadas en que no es la primera vez que las familias se convierten en blanco de perturbadoras "bromas". Así lo confirmó Victoria Villalón, representante de las Familias Unidas por el Dolor del Femicidio, quien aseveró que el hostigamiento se presenta durante los juicios y continúa con los sujetos sentenciados.
"Todos los días sufrimos la pérdida de nuestras hijas y que vengan ahora y hagan esto es tremendo. Que me escriban y me digan que mi hija está en línea es muy doloroso, porque hasta hoy la sigo esperando", reconoce la mujer con la voz quebrada. Al mismo tiempo, sostiene: "Es una mezcla de emociones, de rabia, bronca y asco. Necesitamos tranquilidad".
Una de las madres integrantes de la organización, Laura Requena, madre de Brenda Requena, confesó que a pesar de que el hombre que mató a su hija en 2019 fue condenado con prisión perpetua, desde el Servicio Penitenciario, ostenta una conducta cuanto menos provocadora. La mujer afirma que Diego Álvarez suele colocar "Me Gusta" en los posteos donde ella recuerda a su hija.
Por otro lado, Anabela Recabarren, la madre de Thalía Recabarren, la jovencita ultimada por su novio Ángel Morales en 2016, cuenta que hasta la actualidad recibe el mismo tipo de llamadas como cuando buscaba a su hija desaparecida, la que días más tarde sería hallada sin vida en un descampado. "Le llaman, atiende y no habla nadie. Solamente se escucha a alguien que respira del otro lado, del mismo modo en que pasaba cuando todavía no encontraban el cuerpo de la chica", sostuvieron desde la asociación.
Villalón explica que desde hace un tiempo pretenden reunirse con el nuevo director del Penal de Chimbas, Carlos Suárez, que sucedió en el cargo a Enrique Delgado. "Lo que queremos es que los femicidas no usen los teléfonos estando en la prisión. Además, queremos que los jueces de Ejecución Penal nos den una respuesta al respecto", remarca.
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