Uno murió acuchillado. El otro fue masacrado a golpes. El tercero salvó su vida, pero le metieron un balazo en una pierna. Y lo que tienen en común todos ellos es que sus casos se produjeron en la última semana y que sus atacantes fueron otros ciudadanos sanjuaninos, mal o bien llamados “justicieros”, que buscaron hacer justicia por mano propia, al primero por ladrón y a los otros dos por supuestos abusadores sexuales.
Un acto de defensa propia o la venganza misma, explican los investigadores. Lo cierto es que la última semana se reavivó la polémica por los “justicieros” en tres casos testigos en la provincia, que mostraron crudamente el nivel de violencia y las reacciones que llevan a una persona a convertirse en un homicida por defender lo suyo.
El ladrón de Ullum
Uno de esos casos es del anciano de apellido Ginestar, quien mató de un cuchillazo a Fabio Marcelo González el lunes 13 de noviembre en una propiedad situada en la calle Aviadores Españoles, Ullum.
“El Tula”, como apodaban al fallecido, era un conocido ladrón de Rawson que cargaba con cuatro condenas por delitos contra la propiedad. La versión oficial señala que junto a uno o dos cómplices fueron a robar a la finca del anciano de Ullum. González forzó una ventana y se metió a la vivienda, mientras Ginestar dormía.
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Ladrón muerto. En esta vivienda ocurrió el intento de robo donde un ladrón terminó muerto de un cuchillazo.
El hombre mayor se despertó y agarró un cuchillo al notar la presencia de los delincuentes en el interior de su casa. Ahí se produjo un forcejeo y el anciano le clavó a González un puntazo en una pierna. Este escapó por la misma ventana por la que ingresó y corrió unos metros, pero después cayó y murió desangrado. El abuelo que lo mató estuvo detenido, pero luego fue liberado porque entendieron que actuó en defensa propia.
Batahola y tiros en Marquesado
Otro episodio ocurrió en el barrio Marquesado II, en Rivadavia. El jueves pasado en horas de la mañana un grupo de personas entró a una vivienda de ese lugar e intentó linchar a un hombre de 60 años. Lo acusaban de haber violado a su propio nieto de 2 años.
La batahola fue grande y tomó ribetes inesperados cuando uno de los atacantes sacó un arma de fuego y le disparó en una pierna al presunto abusador sexual. También hirió al hijo de éste último, que procuró defenderlo. Tuvo que intervenir la Policía para que no lo mataran.
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El baleado. Este es el hombre golpeado y baleado en el barrio Marquesado II, en Rivadavia. No se muestra su rostro completo ni se da su nombre para proteger a la presunta víctima del abuso, dado que es pariente de este sujeto.
El presunto abusador, cuyas iniciales son E.B.P., tiene un largo historial delictivo desde el 2009 por causas penales por hurtos, robos, amenaza, robos a mano armada, lesiones, entre otros. Existían pedidos de captura en su contra, el último de 2017 por lesiones.
Lo que se sabía es que el hombre de 60 años permanecía internado y con protección policial, mientras se lo investiga por el presunto abuso de un niño en la UFI ANIVI. Por otro lado, se desconoce si identificaron a su agresor.
El asesinado de Caucete
El sábado a la noche, masacraron a golpes a Manuel Eduardo Ruiz Palma en una casa del barrio Ruta 20 en Caucete. Primero se dijo que todo fue por una discusión, pero más tarde salieron a luz los verdaderos motivos. Antonio Solano Molina Varela, el agresor, lo asesinó en venganza por un abuso sexual que habría cometido días atrás contra un miembro de su familia.
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Los protagonistas. A la izquierda, Antonio Molina. Este muchacho atacó a golpes hasta matar a Manuel Ruiz Palma en el barrio Ruta 20 de Caucete.
En el caso también está involucrada Gilda Flores, concubina de Molina e hija de la pareja o novia de Manuel Ruiz Palma. La chica fue la que se enteró sobre el supuesto abuso sexual y le contó todo a Antonio Molina el viernes pasado. La sospecha es que ambos estaban tan furiosos con el hombre de 61 años, que planearon invitarlo a cenar a su casa y ahí hacer justicia por mano propia.
Ruiz Palma y la mamá de Flores, junto a una pareja amiga, fueron a cenar a la casa del barrio Ruta 20 en Caucete el sábado a la noche. Molina hizo que se sentaran en la mesa del comedor y, cuando menos lo esperaban, sacó un caño galvanizado y atacó salvajemente al hombre de 61 años. Lo persiguió hasta un patio lateral de la propiedad y lo dejó tendido contra un portón, con la cabeza destrozada. Allí murió. El agresor, de 34 años, se entregó cuando llegó la Policía y confesó: “Yo lo maté por violador … ese no viola más”, según un informe judicial. Su pareja también se encuentra detenida.