El barrio está en silencio. Los pocos vecinos que se acercan a la vereda no lo pueden creer. Nadie hubiese imaginado que una mañana tranquila de domingo se transformaría en una pesadilla para quienes habitan en la calle Los Criollos del Barrio Los Pinos. Quizás la única que sí podría haberlo imaginado era la propia víctima, una mujer de 29 años, madre de tres hijos y vendedora ambulante, quien ya había denunciado a su pareja en reiteradas ocasiones y que ese día, en medio de una discusión, estuvo a punto de transformarse en otra víctima de femicidio. La salvó su hijo de 11 año. El pequeño, quien primero fue el blanco de la violencia física y psicológica, tomó un camión de juguete y golpeó a su padre en la cabeza para que dejara de agredir a su madre. "Si no hubiese estado mi nieto, me la mata", cuenta desconsolada Marianela, la madre de la joven.
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La mujer llegó desde Alto de Sierra apenas un desconocido le llamó por teléfono y le contó todo lo que había ocurrido. Desespera, prácticamente sin aliento, se dirigió al hospital para saber sobre su hija (se preserva su identidad). Allí estuvo acompañándola, asistiéndola para ir al baño y para alimentarse. "Apenas me vio lloró, no podía hablar, no podía hablar", recuerda Mariela.
Aunque la joven está fuera de peligro, le contabilizaron un total de 14 heridas punzantes en todo el cuerpo. "Son muchas puñaladas. Mi hija tiene cortes en la cara, en el ojo, en la cabeza, en las manos, en las mamas y en el abdomen. Pero además de las heridas físicas, está mal psicológicamente, emocionalmente. Porque esto no fueron amenazas o una agresión simple, él la quiso matar. Tiene una herida grande en la cabeza y con toda la sangre, después le descubrieron que tenía otros cortes en las manos", relata su madre.
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Mariela cuenta que, en lo poco que su hija pudo contarle, todo empezó cuando el hombre amenazó con el cuchillo a su nieto mayor, de 11 años (los otros dos niños tienen 2 y 5 años). En ese momento, la madre intervino para defender al menor y el agresor comenzó a atacarla. Mientras observaba toda la situación, en medio de gritos y violencia extrema, el niño tomó un camión de juguete de su hermano y golpeó a su padre. Después de esto, ambos pudieron salir a la calle a pedir auxilio. Los vecinos contuvieron rápidamente al chico y una vecina que es médica, pudo llevar a la mujer de urgencia al hospital.
"Ella no puede hablar mucho porque está con muchos calmantes y la mayoría del tiempo está dormida. Pero dice que él la empujó y la tiró contra una puerta. Y que luego se le tiró arriba para darle puñaladas. Ella pudo esquivar algunas, que es por eso que tiene puñaladas en la mano. Creo que si mi nieto no hubiese estado hoy mi hija estaría muerta", explica Mariela.
Para la familia, todo esto podría haberse evitado. Cuentan que la víctima denunció a su pareja -de apellido Esquivel- en varias ocasiones y que intentó separarse, pero él la tenía amenazada. Se conocían desde los 14 años y ella, como vendedora ambulante, era el sustento de la casa: "Sabíamos que era violento, pero nunca pensamos que podía llegar a esto. Mi hija ya lo denunció, pero la tenía amenazada. Un día le dijo que la iba a prender fuego con niños y todo. La última vez que estuvo preso en el Penal, ella no lo visitó y él le agarró bronca. Le dijo que se iba a vengar".
Embed - Mamá de la sobreviviente de femicidio: "golpeó a su padre con un camión de juguete y la salvó"
Los menores hoy están al cuidado de otro familiar. El mayor, el niño que salvó a su madre, juega al fútbol y va a la escuela del Barrio Los Pinos. No retomará sus actividades cotidianas hasta que no pase por la Cámara Gesell, por orden del fiscal. Mientras tanto, Mariela se reparte entre los quehaceres de la casa y el cuidado de su hija: "Mi reflexión es que hay que prestare mucha atención a los actos de violencia. Después de un insulto, viene un grito y después el golpe. Hoy mi hija está viva, pero podría haber pasado lo peor".