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Historias del crimen

El cadáver debajo de una cama y 12 años de misterio en Rodeo

Es el caso por el asesinato de un anciano viudo que residía en la calle principal de ese poblado norteño, en 2009. Jamás se supo quién y por qué lo asesinaron.

Por Walter Vilca

Una casa sin desorden aparente. Y su morador que supuestamente no aparecía. Hasta que entraron a su dormitorio y, en un primer vistazo, observaron una mano asomando debajo de la cama. Era el cadáver del anciano dueño de la propiedad, con una bolsa plástica cubriéndole la cabeza.

La espantosa escena abría los interrogantes en torno a la muerte del Eleodoro Segundo Olivares Segura la noche del miércoles 8 de enero de 2009, en una vieja casona de la calle Santo Domingo en Rodeo, Iglesia. En el frente mismo de la municipalidad de ese departamento.

Los investigadores policiales lo sabían o no quería alarmar, pero en un primer momento instalaron la teoría del posible suicidio del anciano de 74 años. Era probable, sí. Hacía 4 meses que había fallecido su esposa. Estaba solo, deprimido y enfermo, aseguraban los vecinos. No tenía familiares en la provincia. Solo un muchacho, al que calificaban como sobrino, pero que era un amigo que visitaba y ayudaba al abuelo de vez en cuando. Lo que no podían explicar los policías era cómo fue que el cuerpo del anciano llegó debajo de la cama y la presencia de esa bolsa en su cabeza.

La autopsia realizada por el reconocido forense Alejandro Yesurón despejó las dudas y sepultó la presunción de una muerte voluntaria. Todo lo contrario, confirmó que aquello era un asesinato. El viejito Eleodoro Segundo Olivares Segura había muerto producto de una asfixia por sofocación y por la acción de otra persona. O sea, le habían tapado las vías respiratorias a la fuerza hasta matarlo. Presentaba fracturas en las costillas como consecuencia de la presión que hicieron sobre su pecho, quizás porque se subieron encima de él. El informe de la Morgue Judicial reveló que también lo golpearon porque evidenciaba algunas lesiones menores en otras partes del cuerpo.

Registro. La foto pertenece a Diario de Cuyo. Y es el momento en que retiran el cadáver de la casa de calle Santo Domingo.

Los policías afirmaron siempre que no había desorden o faltantes de artefactos dentro de la vivienda ni en el pequeño almacén que poseía Olivares Segura. El anciano estaba vestido, lo que indicaba que fue atacado durante el día o antes que se fuese a acostar. Hallaron 7.200 pesos en efectivo, otros billetes fuera de circulación y documentación personal de la pareja. No faltaba nada, supuestamente. Eso respaldaba la hipótesis de que no se trataba de un robo. Ahora, nadie pudo decir si tenía ahorros en su casa que podría haberse llevado.

Sus últimos años

Olivares Segura y su esposa se asentaron en Rodeo en la década del 60 y no tenían hijos, vivían de la actividad comercial con esa despensa que funcionaba en la parte delantera de su propiedad en el centro del poblado norteño. Su mujer falleció en septiembre de 2008 y desde entonces el anciano estaba solo. Versiones recogidas de los vecinos en aquel momento, daban a entender que el abuelo ya estaba enfermo y deprimido. Eso encajaba con la posibilidad de un suicidio. Cerca del cadáver encontraron tres cartas –dos escritas por su mujer- de vieja data, como si las hubiese estado leyendo. Pero el informe forense decía que estaban frente a un asesinato.

Los pobladores contaron que ese miércoles no vieron nada extraño en la casa de Olivares Segura. Lo único llamativo fue que no abrió su negocio durante todo el día. Eso preocupó a un vecino, que llamó a los policías de la Seccional 22da para que se hicieran presente y miraran si el abuelo estaba bien.

Los uniformados llegaron cerca de la medianoche a la propiedad de calle Santo Domingo y entraron por una puerta que permanecía abierta. Al revisar la casa, encontraron el cadáver del anciano debajo de la cama, con una bolsa plástica en la cabeza.

Una vez que se estableció que era un homicidio, los policías salieron a buscar pistas. Un viejo periodista del pueblo contó que en el marco de esas investigaciones detuvieron a cuatro jóvenes de Rodeo que no contaban con buena reputación y de los cuales se presumía que podían haber entrado a robar a la casa. Pero no estuvieron mucho tiempo detenidos y los liberaron porque no existían pruebas para involucrarlos en el crimen.

Un jefe policial que trabajó en el caso reveló que luego detuvieron al “sobrino” de Olivares Segura, que no era pariente sino un amigo que solía visitarlo. La sospecha rondaba en que este hombre lo mató para quedarse con la propiedad y los bienes del anciano. Pero esa línea investigativa tampoco prosperó. Esta persona presentó testigos y justificó que el día que se cometió el crimen estaba en la Capital de San Juan. Con esto, la causa se quedó sin sospechosos.

La Policía continuó investigando, pero la ausencia de la más mínima pista y el transcurso de los días fueron dejando en el olvido el caso. Además, no había nadie que reclamara por el esclarecimiento del crimen. Así, la causa judicial se estancó y, a 12 años de aquel misterioso asesinato, todavía no se sabe nada.

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