Desconsolado y aberrante relato de un jubilado que ataron y robaron en su casa de Pocito
Lo atacaron de madrugada cuando él dormía en un pequeña piecita. No pudo hacer y solo seguió las órdenes de los delincuentes. “Deseo que a nadie le pase esto” expresó entre lágrimas.
No hay explicación, no hay palabras para contar la terrible historia que vivió Alfredo Montaña de 78 años, un jubilado cuidador desde hace 24 años de una finca en Pocito. Cuando dormía, ladrones entraron a su casa, lo ataron y le llevaron unas pocas cosas. La gravedad de este hecho no pasa por las cosas que le robaron, sino por el daño emocional que le hicieron a este abuelo que no paró de llorar al recordar la pesadilla que vivió con estos sujetos. Él asegura que fueron a buscar dinero.
“No tengo para comer, me pagan 500 pesos a la semana cuidando esta casa. No molesto a nadie y me pasa esto”, dice una y otra vez Alfredo a Tiempo de San Juan. Esta mal, enojado y no encuentra palabras para explicar lo que vivió. Explica todo lo que le enseñaron desde que era chico para hacer las cosas bien. “Me enseñaron a no hacerle dramas a nadie, a arreglarme los problemas yo solo y veo que ahora los demás (personas que le robaron) hacen estas cosas para solucionar sus cosas”, reveló entre lágrimas.
El robo fue cerca de las 2 AM del jueves 11 de junio. Alfredo estaba durmiendo en su cama cuando sintió una explosión en la puerta de entrada. Explica que se sentó en su cama muy aturdido, cuando alcanzó a ver a los pies de la cama a un sujeto. “Vi que venía otro atrás y ya tomé conciencia que me iban a robar”, detalló. Después el primer ladrón lo agarró de las manos, lo ató y violentamente lo tiró al piso. Desde ese momento le empezó a exigir plata. “Me dijeron que me iban a reventar la cabeza si no les daba la plata, no sabía cómo decirles que yo no tenía esa plata”, dijo Alfredo. Después estos sujetos huyeron, pero tenían que irse con algo, así que agarraron una garrafa, un viejo celular, herramientas y las ruedas de un carro que se usa para la cosecha de aceitunas.
Asustado y entre lágrimas, a los minutos el señor logró desatarse. “Agarré un barrote y salí, no me importaba nada si todavía quedaba uno afuera”. Pero no había nadie, con las pocas fuerzas que le quedaban, fue a la casa de su vecina y le contó todo lo que pasó.
Alfredo cree que hubo una ‘entregada’, ya que pocos sabían que él y otra jubilada de la zona iban a cobrar un dinero. El jubilado Montaño, asegura que estos sujetos fueron a buscar esta plata.
Alfredo ya está cansado, es la tercera vez que le entran a robar, pero la primera vez con tanta violencia. “Vienen a hacer daño”, dijo enojado. El hombre cuida esta casa desde hace 24 años pero piensa dejar todo para irse con alguno de sus familiares y terminó pidiendo “que a nadie le pase esto”.