Terrible relato dejó la mamá del muchacho chimbero, identificado como Mauricio Nahuel Sosa, de 18 años, que quedó al borde de la muerte, luego de sufrir una paliza por parte de diez integrantes de una familia de apellido Ponce, oriundos de Catamarca. El joven, en 9 días, pasó de estar en gravísimo estado a recibir el alta y seguir con su recuperación en su domicilio de Villa del Sur, en Chimbas. Acompañado de su abogada defensora, Filomena Noriega, ya denunció a sus atacantes. Su mamá, María Sosa, contó desde el hecho que ofuscó a los Ponce para agarrársela con su hijo hasta su estado de salud actual.
¿Qué llevó a los Ponce a querer golpear al joven chimbero?
Días antes de la paliza, la suegra de María, y abuela de Mauricio, había denunciado a los Ponce porque éstos la habían golpeado brutalmente, ocasionándole hematomas en la cabeza de la mujer. Al parecer, la golpiza a la abuela fue por un motivo insignificante: salió a la vereda de su casa, los miró en un momento "inadecuado" -según María-, la trataron de "vigilanta" y la golpearon.
La abuela los denunció en la Comisaría 17ª y, desde ese día, la bronca de los Ponce (quienes vivían a cinco casa de los Sosa) acrecentó día a día. Se ofuscaron porque los policías fueron hasta la vivienda de los agresores y casi se los llevaron presos. Sabían que la denuncia provenía de la abuela de Mauricio.
La víctima junto a su defensa, Filomena Noriega.
La golpiza contra Mauricio
El viernes 10 de abril -es decir, dos días después de la denuncia de la abuela del joven chimbero-, Mauricio Sosa salió de su vivienda hacia una vecina a buscar unos elementos de trabajo. Casualmente, diez de los Ponce estaban afuera de su vivienda. Lo vieron salir, agarraron palos, piedras y hasta cuchillos, y comenzaron a perseguirlo.
"Yo vi toda esa secuencia y salí atrás de los Ponce pero mi hijo corría muy rápido para no ser atrapado. Así que me devolví a llamar al 911 para que me ayudaran pero nunca lo hicieron", contó María. Luego, afirmó que se comunicó con la Comisaría 17ª, desde donde le dijeron que habían vuelteado la zona pero no lo habían encontrado.
Fue un vecino de la zona, quien observó la paliza, el que se comunicó con el 911 y contó lo sucedido. Tras esa llamada, sí se hizo presente un móvil de la Comisaría 17ª y de Criminalística. Estaban en una pileta abandonada, ubicada en un descampado colindante con la Villa del Sur.
Hasta allá se fue María Sosa a preguntar si se trataba de su hijo. Como los malvivientes le habían robado su documento y celular, los policías no le sabían decir si el joven que habían trasladado de urgencia hacia el hospital Rawson se trataba de su hijo. Hasta el nosocomio capitalino se dirigió la mamá de Mauricio. Al llegar, descubrió que el muchacho que estaba en Terapia Intensivo era su hijo.
El muchacho tenía una inflamación en su cerebro. Su estado era delicado. Sin embargo, día a día su cerebro se fue desinflamando hasta que pudo recuperarse, increíblemente, en 9 días. También influyó el contexto pandémico, por el que desde el hospital buscan que se recuperen en sus hogares y que no corran riesgo de contagiarse de coronavirus.
Actualmente, Mauricio evoluciona favorablemente. Está tomando una importante medicación por un derrame cerebral que le generó la salvaje golpiza. "Es tan fuerte la medicación que duerme mucho todo el tiempo", aseguró la mamá de la víctima.
¿Cómo sigue la causa?
Al llegar la Policía al momento del hecho, se encontraron con los Ponce arrojando el cuerpo de Mauricio hacia el interior de la pileta. Pudieron atrapar a cinco de los diez atacantes. El resto pudo escapar del lugar. A la madre no le tomaron la declaración porque su hijo ya era mayor y le correspondía a él radicar la exposición en la comisaría. Por ello, tampoco hicieron allanamientos, ni detuvieron al resto.
Ya de alta, Mauricio Sosa, junto a su abogada defensora, Filomena Noriega, se dirigieron hacia la Comisaría 17ª y radicaron la denuncia correspondiente. El muchacho pudo recordar el terrible momento que sufrió y acusó a 10 de los Ponce. No recordaba el nombre de todos pero sabía que 10 integrantes de esa familia eran sus atacantes.
La madre también afirmó que el mismo día del hecho, y sabiendo el estado mediático que tomó el caso, los Ponce vendieron la vivienda y, en horas de la tarde, alquilaron unos camiones y se mudaron. Aseguran que se encuentran viviendo en el barrio Ameghino de Chimbas. La causa sigue su curso y está en investigación.