Por Florencia García
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Tener cuatro hijos que cuidar y alimentar, más uno que viene en camino, no fueron motivos que le impidieran a la mujer cuyas iniciales son A.A, de la cual no se revela su identidad por proteger la identidad de los menores, hacerse cargo de tres niños que no mantienen ningún parentesco con ella pero que estaban viviendo una película de terror en carne propia: su madre los abusaba, los hacía que entre ellos practiquen sexo, los prostituía en su casa y en domicilios particulares y no tenía reparo en que la vieran practicar sexo con un perro Pitbull.
No le sobra nada. Su marido es el que trae el pan a la casa y ella se dedica por completo a la crianza de sus hijos. Nació y creció en una villa y allí fue donde, es su adolescencia, conoció a los padres de los niños protagonistas de uno de los casos más aberrantes de abuso sexual que se haya conocido en la provincia.
Desde que se conocieron, cuando A.A tenía cerca de 18 años, no dejaron de verse nunca. De solteros compartían salidas, y ya casados y con hijos se visitaban tal como lo hacen los familiares. Tan cercana es la relación, que los padres de los niños víctimas son padrinos del hijo más grande de A.A. Los chicos le dicen tía y tienen más relación con ellos que con sus verdaderos parientes, con los que casi ni se ven, según expresa A.A.
“La Justicia le había quitado los chicos porque en la escuela especial a la que asiste uno de los tres niños habían descubierto un abuso y el contagio de sífilis. Un día estábamos acá en casa y me contaron todo lo que su madre les hacía hacer. Yo sospechaba que hacía cosas extrañas pero de ahí a que haga esas cochinadas con los niños, no lo podía creer”.
“Yo no sé si el padre de los niños sabía lo que pasaba o no. Él ahora dice que están separados, pero nunca dejaron de vivir juntos y hasta último momento venían a visitarme los dos juntos. Para mí eso no es estar separados”, agregó.
Hace menos de un mes que los niños volvieron con su padre. “La Justicia decidió que así sea y seguro que es lo mejor para ellos. Por más que acá en casa se sientes cómodos y juegan con mis hijos, no es como estar en su propia casa y con su papá. De igual modo siempre me vienen a visitar”, finalizó.
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