No tenía ni 20 años Priscila Figueroa cuando realizó las prácticas profesionales en tornería para la empresa ACER. Aprendió tan rápido y fue tan precisa, que desde la firma decidieron contratarla. Hoy hace piezas de más de 700 kilos en uno de los siete tornos que tiene la firma y se convirtió en la mujer tornera más joven de San Juan. La caucetera rompió el molde y decidió emprender vuelo dentro de la industria a pesar de la mirada prejuiciosa de algunos familiares, que terminaron apoyando su tarea.
Primera mujer tornera de San Juan
Con un vástago de 700 kilos en pleno proceso de fabricación, Priscila contó que siempre se sintió atraída por las máquinas, que por eso decidió seguir esta especialidad en la escuela EPET 1, donde cursó la secundaria. En el colegio aprendió sobre el uso de tornos de porte chico. Su experiencia la llevó a aceptar realizar su práctica profesional en la firma ACER, en donde se reparan y se fabrican cilíndricos hidráulicos para la industria local y para la minería. No fue sola, lo hizo junto a una compañera. Fue tan buena su experiencia y su muestra de talento, que quedó en planta.
“Empecé en la escuela, trabajé con tornos pero eran chiquitos, con las prácticas profesionales me mandaron a esta empresa y después quedé. Fue sorpresivo quedar porque no esperaba trabajar con estas máquinas grandes, se les tiene respeto a estas máquinas, no miedo. Se trabaja mucho con décimas y centésimas”, detalló Priscila.
En tornería trabajan entre siete y diez personas (algunas en Veladero). El torno en el que trabaja Priscila tiene cinco metros de largo, es el más nuevo de la empresa y trabaja con piezas de acero de más de 700 kilos. ¿Cómo es el proceso? Ingresa el macizo, el pedazo de acero crudo, se sube al torno en un autonivelador, Priscila lo engancha con la mordaza de mando y con el punto de apoyo de cola y ella lo alinea, ella empieza el proceso de mecanizado para llevarlo a medida. Una vez finalizado este paso, que es el desgaste, pasa al proceso de pulido, que es a través de bandas, se pule a espejo y pasa a cromo a través de electrolisis.
Priscila se levanta todos los días a las 4.30 AM. Vive con sus hermanos y sus padres, en el Loteo Cristo Rey. Se prepara el desayuno y el almuerzo, se traslada a la plaza departamental y allí la busca una movilidad de la empresa. Después de marcar tarjeta, empieza el reto diario. En los pocos meses que lleva trabajando, ya ha formado parte del proceso de fabricación de 16 piezas.
La meta de Priscila es continuar especializándose, aprender de los retos cotidianos y convertirse en una trabajadora referente. “Les recomiendo a las mujeres que sigan lo que les gusta, que hay muchas opiniones negativas para las mujeres pero que se arriesguen por aquello que tienen ganas de hacer”, cerró.