Los aplausos se apoderan de la línea TNS que conecta Rawson con Chimbas. "Me encantó", le dice una señora desde el fondo del colectivo, mientras extiende su mano para darle un billete. Gustavo Molla, algo sorprendido y emocionado por la ovación de los pasajeros, decide regalarles otra canción. Esto se produce en las primeras horas de la mañana, mientras el joven busca sumar unos mangos extras y exprimir su costado artístico, y cientos de sanjuaninos transitan su rutina diaria. En otro colectivo, ya sobre el mediodía, cuando las bajas temperaturas y la jornada laboral empiezan a pesar, Gustavo sigue dándole sentido a su pasión por la música. Ya es otro público, ya son otros los ánimos. Aún así el joven de La Bebida no para de ponerle ritmo a la Red Tulum.
"En general, la gente me recibe muy bien. Gracias a Dios se prenden a lo que yo hago. Los choferes también son muy buenos, todos me conocen. Yo siempre me manejo en los TNS y los que van a Caucete", cuenta el protagonista, con una mochilita en la espalda y un parlantito rojo en mano. Esos elementos lo acompañan diariamente y los cuida como si fueran oro.
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Gustavo es oriundo de La Bebida, Rivadavia. Allí vive con sus dos hijos y esposa. Su oficio real es la albañilería, el sustento de toda su familia. Pero cantando a la gorra también suma "otra platita" para darle batalla a la economía argentina. "Yo salgo a cantar en las mañanas, cuando no tengo que trabajar o tengo el día de diligencias. No me va mal porque por lo general puedo sacar dos mil pesos. La gente siempre ayuda", confiesa.
Aunque la faceta artística tiene sus réditos, el joven confiesa que el principal motivo por el que decidió salir a mostrar su talento con el canto tiene que ver con sus sueños y la interacción que da con el público: "El objetivo es llevarle algo de música y alegría a la gente. Empecé con esto hace unos días, cuando me decidí a hacer esta travesía para que la gente me conozca un poco más. Fueron unas ganas terribles de hacer música".
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Tiene grandes ambiciones. A pesar de no haber tenido suerte en los casting de La Voz Argentina y Talento Argentino, Gustavo no se da por vencido y se inspira en su abuelo, quien integraba el ambiente del folclore, para intentar llegar a los escenarios: "Por mi abuelo prácticamente me gusta la música y esto de poder transmitirle algo al público. Ahora me gustaría ser conocido, que en la provincia sepan de mí y me puedan dar la oportunidad de llegar a muchos lugares. Además, tengo otro sueño: quiero con mi música poder ayudar a los más necesitados, a los niños y familias que no la están pasando bien".
En mi repertorio no pueden faltar las canciones de cuarteto, cumbia y folclore. En mi repertorio no pueden faltar las canciones de cuarteto, cumbia y folclore.
Constructor de emociones: el albañil sanjuanino que le pone ritmo a la Red Tukum