"De chico tenía brotes artísticos, desde hacer y dar funciones de títeres hasta restaurar la Virgen del colegio", cuenta Carlos Gisbert, que ejerce en San Juan una antigua labor que es todo un arte: la decoración de vidrieras. Esta pasión lo tiene hace décadas metido entre escaparates, cortinas, maniquíes, prendas de todo tipo por varias horas al día. Y muchos sanjuaninos lo recuerdan de sus icónicas presentaciones en Falabella, donde trabajó un largo tiempo. Pero su carrera es mucho más amplia.
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Carlos dice que su edad es la eterna adolescencia pero no oculta la larga experiencia que lo hicieron ser el único jefe de display de la provincia cuando la tienda chilena estaba en su esplendor en la peatonal sanjuanina. Se formó en el colegio Don Bosco, en primaria y secundaria, donde se recuerda inquieto como es ahora: "Era raro, parecía poseído según algunos, en realidad era hiperkinético", bromea.
Dice que desde siempre apuntaba para la arquitectura, porque armaba casitas con cajas desde pequeño. Y, de grande, ya recibido de arquitecto, cuenta, disfruta de las casas con estilo, historia y glamour.
Cuando era estudiante en la Universidad Nacional de San Juan encontró lo suyo: "vi por primera vez el visual, escaparates, tiendas y grandes espacios comerciales. Ahi me enamoré de ésto".
Carlos vive en una casa grande de Capital, una vivienda "con mucho carácter", a la que apodó "La Miniquea". Allí también muestra sus pasiones por los espacios deco: "la intervengo, la modifico, cambio cosas, muebles de lugar, reciclo... Además es mí taller donde imagino, sueño, hago, creo", destaca.
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Se define como "pura creación", y vive con la consigna de que "todo sirve, todo se transforma y todo puede ser mejor, con onda, gusto, estilo, estética, equilibrio y pasión".
Además de varias tiendas de San Juan, Gisbert trabajó y se formó en empresas de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, San Luis y hasta de Chile, generando una impecable reputación en construir espacios comerciales lo más lindos posibles. "Planes siempre tengo, como así también predisposición… Siempre estoy listo para nuevos desafíos", se define, audaz.
Las dos décadas que estuvo con su expertise al servicio de Falabella lo marcaron en su labor. "Ahí me formé, me capacité y adquirí una modalidad de laburo maravillosa, con criterios de armado, exhibición, moda, tendencias. Fue un antes y después". En ese entonces, en sus tiempos libres, trabajaba e intervenía otros locales y eventos. Todavía sigue en contacto con sus excompañeros de la famosa tienda que se fue de Argentina en abril de 2021: "Siguen siendo familia", afirma.
Tras esa experiencia bisagra, Carlos dice que su vida dio un giro total. "Ahora me autogestiono y me capacito de forma privada, para seguir con conocimientos actualizados".
Actualmente trabaja en varias empresas locales "que apuestan en mí y en mis ocurrencias", dice. Y está convencido de que los sanjuaninos saben apreciar su talento cuando lo muestra en un negocio: "Me lo hacen saber, me lo dicen, son muy amorosos. Me felicitan y brindan sus comentarios".
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Si de definir su estilo se trata, asegura que "mí cabeza es muy libre. Puedo pasar de algo clásico al minimalismo, de lo bohemio a lo surrealista. Todo me gusta, siempre tengo ganas de hacer y mejorarlo".
¿Cuál sería la "vidriera perfecta" para este verdadero gurú de la moda sanjuanino?: "La que conmueva, la que cuente una historia, la que sorprenda. Algunas llegan más que otras", reflexiona.
Lo que más disfruta de su particular trabajo es el contacto con la gente, materializar ideas, manifestar y crear, según enumera.
Para él, la belleza se traduce en "el diseño, la moda, los colores, la deco, y todo eso junto y revuelto". Además, la belleza se refleja "en la cara de asombro del público".
No solo dedica esfuerzos a buscar el encanto en una vidriera, lo estético rige muchas otras de sus actividades. Le interesa pasar horas dedicado a todo lo que tenga que ver con el diseño, las manualidades desde pintura hasta reciclaje y restauración. También le gusta transmitir lo que sabe, capacitando grupos y dictando clases.
El futuro lo llena de expectativas: "Me veo laburando, creando, aggiornado. No tomo 'lo viejito' como un límite". Quizá algún día se lo vea cumpliendo su sueño que es hacer intervenciones en alguna vidriera de Nueva York para alguna gran cadena de tiendas.
Embed - Carlos Gisbert, el encantador de vidrieras de San Juan