En el marco de su primer mes de pontificado, el Papa León XIV confirmó que se están ultimando los preparativos para lo que podría ser su primer viaje al extranjero. El destino elegido es Iznik, la ciudad turca conocida en tiempos antiguos como Nicea, donde en el año 325 se celebró el histórico concilio cristiano convocado por el emperador Constantino. La visita está prevista para el 20 de mayo, en coincidencia con los 1.700 años de aquel evento fundacional para el cristianismo.
El anuncio fue realizado de forma informal durante una audiencia con periodistas en el aula Pablo VI del Vaticano. El Pontífice, que ha demostrado tener un estilo cercano y sentido del humor afable, aprovechó el encuentro para intercambiar palabras con comunicadores de todo el mundo, bromear sobre su gusto por el tenis y confirmar que aún se está “familiarizando con el protocolo”.
La agenda papal para esa semana será intensa. El domingo 18 se llevará a cabo su misa de entronización, a la que se espera la presencia de líderes políticos y religiosos internacionales. El miércoles 21 tendrá lugar su primera audiencia pública en la Plaza de San Pedro, y el sábado 24 se reunirá con la Curia Romana y los empleados del Vaticano. En ese marco, se espera que León XIV comience a delinear su visión sobre las reformas internas de la Iglesia y el rumbo que tomará su pontificado.
La visita a Turquía, de concretarse, tendría un fuerte carácter ecuménico. Francisco ya había manifestado su deseo de realizar este viaje antes de enfermarse, e incluso había extendido una invitación al patriarca Bartolomé I, líder de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla. El gesto de León XIV se percibe como una continuidad de ese camino de acercamiento, reanudando el diálogo que Francisco promovió activamente con los líderes ortodoxos durante su papado.
El Concilio de Nicea, celebrado en el siglo IV, marcó un antes y un después en la historia del cristianismo, al establecer un marco doctrinal común que todavía perdura, como la afirmación de la divinidad de Cristo y la redacción del Credo. Conmemorar ese acontecimiento en el lugar donde tuvo lugar tiene una fuerte carga simbólica y política: en un mundo cada vez más dividido, el Papa busca enviar una señal de unidad y cooperación entre iglesias hermanas.
Fuentes del Vaticano confirmaron que en los próximos días se enviará una delegación a Iznik para ultimar los detalles del viaje. Aunque aún no se ha difundido un itinerario oficial, se anticipa que será un evento de gran visibilidad, tanto religiosa como diplomática, con potencial para marcar el tono de esta nueva etapa en el liderazgo de la Iglesia Católica.