Desde los primeros días de agosto y hasta fines de este mes, se podrán apreciar dos eventos cósmicos de lo más interesantes: la lluvia de meteoros conocida como perseidas o “lágrimas de San Lorenzo” y la superluna de Esturión, que será mucho más grande y más brillante que de costumbre. Esta coincidencia podría ser perjudicial para quienes intenten apreciar la lluvia de meteoros.
Qué es una lluvia de estrellas
Las perseidas tienen su origen en el cometa 109P/Swift-Tuttle. Este cometa da una vuelta entera al Sol cada 133 años. Cuando el cometa se acerca demasiado a nuestra estrella, se calienta y comienza a desprender partículas y gases que forman una estela o cola detrás de su trayectoria. Esta cola cruza la órbita de la Tierra, por lo que es posible ver las estrellas fugaces que atraviesan el cielo.
Conforme la Tierra se va adentrando en esta nube de meteoroides, el número de partículas es mayor, por lo que la actividad de las perseidas aumenta. Se denominan perseidas debido a que gracias a nuestra perspectiva, desde el suelo podemos observar como si apareciesen desde la constelación de Perseo.
José Luis Ortiz, investigador del IAA-CSIC, señala: “La mayoría de los meteoroides que se desprenden del 109P/Swift-Tuttle son tan pequeños como un grano de arena, o incluso menores. Cuando se cruzan con nuestro planeta, entran en la atmósfera terrestre a una velocidad de más de 210.000 kilómetros por hora, lo que equivale a recorrer nuestro país de norte a sur en menos de 20 segundos”.
Cuándo y cómo ver las perseidas
Las perseidas pueden ser observadas en la parte norte del continente americano y no se necesita ningún elemento óptico (como un telescopio) para observarlas. El mejor momento para poder observarlas es entre el 12 y el 13 de agosto, desde las 10 de la noche hasta el amanecer. Cerca de este último momento de la noche es cuando más se podrán ver.
Debido a la presencia de la superluna de Esturión, solo se podrán ver 20 bólidos por hora en promedio. Normalmente este número es mucho mayor, con entre 50 y 100 estrellas fugaces visibles por hora en un contexto normal.