Mantener la piel grasa bajo control no es tarea fácil. Muchos productos del mercado prometen resultados, pero algunos terminan alterando el pH natural del rostro, provocando aún más oleosidad. Sin embargo, existe un truco simple, accesible y sorprendentemente efectivo para mejorar el aspecto del cutis sin gastar de más.
¿Sabías que el agua con gas puede ayudarte a cuidar tu piel?
Sí, aunque parezca curioso, el agua con gas no solo es refrescante para beber: también puede funcionar como un excelente aliado en tu rutina facial. Gracias a sus propiedades, puede contribuir a eliminar el exceso de grasa y dejar la piel con una sensación de frescura y limpieza.
Cómo usar agua con gas para el cuidado del rostro
Solo necesitás seguir estos pasos:
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Limpieza previa: Lavá tu cara con un producto suave y secala con una toalla limpia, sin frotar.
Aplicación: Empapá un algodón con agua con gas y aplicalo sobre el rostro con suaves golpecitos. Evitá arrastrarlo sobre la piel.
Dejá actuar: Permití que el producto se absorba naturalmente.
Continuá tu rutina: Una vez seca, seguí con tu rutina habitual, aplicando tu sérum o crema hidratante.
¿Qué beneficios ofrece este método?
El agua con gas puede ayudarte a:
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Equilibrar el pH de la piel.
Eliminar residuos que quedan tras la limpieza convencional.
Refrescar y revitalizar el cutis.
Mejorar la absorción de otros productos como sérums y cremas.
Disminuir la visibilidad de los poros abiertos.
Además, existen distintos tipos de agua con gas en el mercado. Algunas están mejor formuladas para pieles secas, otras para pieles sensibles y otras para controlar la oleosidad. Elegir la adecuada puede potenciar aún más los resultados.
Este pequeño cambio en tu rutina puede hacer una gran diferencia. ¡Probalo y descubrí sus efectos!