El crimen de un nene de 10 años conmueve a San Miguel de Tucumán. El chico murió por estrangulamiento mientras dormía en la casa de su tío-abuelo, que se hacía cargo de él y de sus dos hermanos. El único acusado por el asesinato es un adolescente de 16 años, que se había quedado esa noche en la vivienda y que llamó al 911 para confesar el hecho.
El homicidio ocurrió en una vivienda de la calle Paraguay al 100, de Villa 9 de Julio. Según medios locales, durante la mañana del lunes el sospechoso llamó a los servicios de emergencia para contar que algo malo había sucedido: les habría dicho a las autoridades que se quedó a dormir en la casa de su amigo, y que había ahorcado con sus manos al hermano menor y no sabía si estaba con vida.
Rápidamente el jefe de la Dirección General de Investigaciones, Miguel Carabajal, dio intervención a la División de Homicidios y un equipo de policías, dirigidos por Susana Montero y Leonardo Robles, primero buscó al adolescente y luego se presentó en el domicilio donde residía la víctima.
Al llegar le explicaron al tío-abuelo de los chicos, tres hermanos de 10, 11 y 15 años, la llamada que recibieron y, con su autorización, fueron hasta el fondo de la vivienda donde está la habitación en la que dormían los chicos. Pero cuando intentaron despertarlos sólo dos de los tres menores reaccionaron. Al revisar al tercero, sospecharon que podría estar sin vida. Y los médicos confirmaron su deceso.
Además, ratificaron lo que había confesado el asesino en la llamada telefónica: la víctima presentaba en el cuello escoriaciones compatibles con marcas por estrangulamiento manual, y escoriaciones en la mano izquierda.
El sospechoso, que formaba parte del pequeño grupo de amigos que jugaba a diario en las calles del lugar y se había quedado a dormir allí como en muchas otras ocasiones, ya se había ido cuando las autoridades llegaron.
De todas formas, los policías fueron a buscarlo a su casa, pero tampoco estaba. Allí, la hermana del joven contó que regresó a su vivienda aproximadamente a las 7 y, visiblemente alterado, le dijo a su madre que había “cometido un error”. Luego se retiró del domicilio. “Él abrazaba a mi mamá y le pedía perdón. Estaba vestido todo de negro cuando salió. No sabemos nada de él”, relató ante los medios de prensa locales.
La mujer también contó que su hermano había estado en tratamiento psicológico debido a episodios previos de angustia, aunque aseguró que “no era violento” y que “cuando se sentía mal solía salir a caminar para calmarse”.
La joven dijo también que en el transcurso de la mañana su hermano se comunicó con ella, y le habría pedido que la familia se fuera a vivir a otro lugar. Además dijo que le habría enviado mensajes a una tía de Buenos Aires, expresando intenciones de quitarse la vida y pidiendo perdón. Más tarde, el sospechoso se entregó de forma voluntaria a las autoridades, que decidieron dejarlo alojado en el Centro de Admisión y Derivación (CAD).
Allí, fue atendido por profesionales que deberán realizar un informe para que se resuelva su situación. Por lo pronto, se encuentra aislado de otros adolescentes y hasta el momento no hay información oficial que confirme que el sospechoso haya sufrido alguna patología o trastorno mental.
El caso está a cargo del fiscal Pedro Gallo, quien tiene como primera hipótesis que el nene murió por asfixia. Sin embargo, todavía aguarda los resultados de la autopsia para avanzar con la carátula que se le dará al expediente y en qué condición seguirá el adolescente detenido.
Además, de acuerdo a lo informado por La Gaceta se supo que, según las primeras examinaciones, el menor de 10 años no habría presentado signos que permitan sospechar que haya sido víctima de un ataque de abuso sexual. Sin embargo, el médico de la Policía recomendó practicarle una autopsia debido a la rigidez que presentaba su cuerpo.
Los hermanos de la víctima, de 15 y 11 años, podrían prestar declaración testimonial en Cámara Gesell, de acuerdo con lo establecido por el Código Procesal Penal para menores de edad.
Este martes, la Justicia tucumana comenzó a actuar y en una audiencia realizada por la mañana se analizó la situación procesal del adolescente de 16 años señalado como principal acusado. La jueza Judith Solórzano dispuso la realización de una junta médica para determinar si el joven es imputable o no. La medida surge a partir del informe preliminar del médico forense, que indicó que el acusado comprendía la realidad y no presentaba un cuadro mental que lo dejara fuera de sus facultades. No obstante, el profesional recomendó una evaluación más exhaustiva para confirmar el diagnóstico.
El tribunal ordenó que, en un plazo de 15 días, un equipo interdisciplinario integrado por médicos, psiquiatras y psicólogos analice al adolescente y establezca si al momento del hecho comprendía la criminalidad de sus actos. Hasta que esa pericia esté concluida, el joven permanecerá alojado en el Hospital Obarrio.
FUENTE: Clarín