Tras un cierre de gobierno (shutdown) que se extendió por 40 días, convirtiéndose en el más largo de la historia del país, el Senado de los Estados Unidos votó a favor de aprobar una resolución continua para financiar la administración federal al menos hasta principios del próximo año (o hasta el 30 de enero). Esta acción se considera el primer paso para levantar la parálisis administrativa.
La legislación aprobada garantiza que los funcionarios federales recibirán su salario retroactivo, protegerá a los funcionarios contra despidos injustificados y reincorporará a aquellos que fueron despedidos erróneamente durante el cierre. El acuerdo pasará ahora a la Cámara de Representantes, que deberá votar el paquete final.
Legisladores clave en el avance
La votación preliminar en la Cámara Alta se aprobó por 60 votos a 40, alcanzando justo el umbral necesario de 60 votos gracias al apoyo de un grupo de demócratas disidentes.
Un total de siete senadores demócratas y un senador independiente votaron junto a los republicanos para lograr el avance.
El senador demócrata por Pensilvania, John Fetterman, logró sumar a estos siete colegas de su partido a la votación crucial. Fetterman, junto con su par republicano, Dave McCormick, votó a favor del acuerdo forjado entre el Partido Republicano y un grupo de demócratas moderados, un consenso alcanzado durante negociaciones de fin de semana.
Los senadores moderados que rompieron filas con el resto de su partido—incluyendo varios que se jubilarán el próximo año y varios exgobernadores—llegaron a la conclusión de que era momento de poner fin al cierre del gobierno. El presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, elogió a estos legisladores por haber "decidido anteponer los principios a sus intereses políticos personales".
La crisis dentro del partido demócrata
El principal punto de conflicto y la causa de la profunda división interna demócrata es que el acuerdo no garantiza la extensión de los subsidios para la atención médica. Estos subsidios, que expiran a finales de año (el 1 de enero), fueron el punto principal por el que los demócratas habían impulsado el cierre de gobierno.
La omisión de la extensión de la cobertura básica de salud, que podría dejar a millones de personas sin cobertura, generó una feroz resistencia de la cúpula demócrata.
La decisión de los senadores moderados fue inmediatamente calificada como una “capitulación”, “traición” y “patética” por algunas de las voces más prominentes del partido.
El senador independiente Bernie Sanders, quien se reúne con los demócratas, calificó la decisión como una "votación muy, muy mala". Sanders destacó que 15 millones de personas se quedarán sin salud, supuestamente solo para rebajar los impuestos a los más ricos por un billón de dólares.
Los demócratas solo obtuvieron una promesa del líder de la mayoría republicana del Senado, John Thune, de que habría un voto a mediados de diciembre para tratar de extender los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA). Sin embargo, la representante Summer Lee calificó el movimiento como "inaceptable" y desconfía de la promesa, asegurando que si los republicanos desearan votar por extender los subsidios, ya lo habrían hecho.
La representante Mary Gay Scanlon criticó el acuerdo como un "mal pacto" que no hace nada para arreglar la crisis sanitaria que afrontan los estadounidenses "AHORA". El exrepresentante Conor Lamb también cuestionó la falta de logros demócratas en el pacto.
Por su parte, el senador Fetterman defendió su voto, aunque calificó toda la situación de "un fracaso" que jamás debió haber ocurrido. Él se disculpó con aquellos que sufrieron las consecuencias del cierre, como los empleados gubernamentales sin sueldo y los beneficiarios de asistencia alimentaria SNAP.
Reacción de los mercados globales
Tras el avance en el Congreso norteamericano para destrabar la parálisis presupuestaria, el optimismo volvió al mercado financiero y se observó un impulso alcista generalizado a nivel global.
Los principales índices de Wall Street operaron al alza. El índice S&P 500 subió 1,03%, el Nasdaq Composite aumentó 1,71% (luego de importantes retrocesos semanales), y el índice industrial Dow Jones se movió 0,27% al alza.
El optimismo se replicó internacionalmente. En Europa, el Euro Stoxx subió 1,71%, el DAX alemán aumentó 1,72%, el CAC francés subió 1,32%, y el FTSE del Reino Unido subió 1,08%. En Asia, el Hang Seng de Hong Kong saltó 1,55%, el Nikkei 225 japonés aumentó 1,33%, y el Kospi surcoreano saltó 3,02%.
El optimismo bursátil global se vio condicionado por la noticia del avance presupuestario en EE. UU., sumado en Asia a un buen dato de inflación en China que se alejó levemente de la deflación.