El presidente de Brasil Jair Bolsonaro buscará en octubre su reelección, ante el rival que no lo pudo enfrentar en las elecciones pasadas, Ignacio Lula Da silva.
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SUSCRIBITEEl presidente de Brasil Jair Bolsonaro buscará en octubre su reelección, ante el rival que no lo pudo enfrentar en las elecciones pasadas, Ignacio Lula Da silva.
Antes de los comicios del 2018, un proceso judicial llevado adelante por el juez Sergio Moro, que luego fue ministro de Justicia de Bolsonaro, envió a la cárcel a Lula, que aparecía como ganador en todas las encuestas.
El proceso contra Lula, pasadas las elecciones y tras haber cumplido el ex sindicalista pena de prisión, se fue cayendo tanto en la justicia de Brasil como en ámbitos internacionales, donde consideraron que Moro fue “parcial”.
El accionar de Moro fue denostado, pero ya era tarde, y Bolsonaro triunfaba en las elecciones frente a Fernando Hadad, a quien el PT designó reemplazante de Lula.
Ahora Lula está libre y crece en las encuestas, tras unas semanas de freno y acercamiento del capitán presidente.
Ante la inminencia de la derrota, Bolsonaro sacó de su bolsa de trucos la denuncia anticipada del fraude, en forma de sospecha: “Tengo derecho a desconfiar de las urnas electrónicas, no creo en ellas. No se puede auditar, no se puede saber si el voto de una persona fue a un candidato o a otro, no hay criterio técnico. Desconfío", dijo, sobre el sistema que lo depositó en la presidencia del Brasil en 2018.
El presidente del Tribunal Superior Electoral, Edson Fachin, repudió las declaraciones de Bolsonaro sobre supuestas fragilidades del sistema, que no registra irregularidades desde 1996.
El Tribunal electoral invitó incluso a las Fuerzas Armadas a realizar una evaluación del sistema. Los hombres de armas, que son simpatizantes de su colega Bolsonaro, señalaron algunas irregularidades sin ningún sustento técnico, que fueron rechazadas.
Bolsonaro aprovechó el hecho para impostar indignación: "Invitan a las Fuerzas Armadas a hacer sugerencias, pero después las rechazan, la justicia electoral no quiere conversar con las Fuerzas Armadas. Esto es muy grave".
No es la primera vez que Bolsonaro ataca a las instituciones cuando se ve acorralado electoralmente. Ya tiene una causa judicial por difundir fake news y “atentar contra la credibilidad del sistema constitucional”, cuando el año pasado denunció que existe un plan de la justicia electoral para perjudicarlo en las elecciones de este año.
De todas maneras, para no dar la sensación de estar aceptando anticipadamente la derrota, volvió con su discurso de campaña, que se fundamenta en lo que él dice, es una gran aceptación popular, que le permite moverse libremente por cualquier lugar de Brasil, especialmente el nordeste, bastión electoral del PT. "El PT compró encuestas en 2018 y no le fue bien. No creo en las encuestas, están compradas por quien las encarga. Yo salgo a la calle y soy muy bien recibido por el pueblo. El otro lado no puede salir a la calle", señaló.
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