La capital qatarí, Doha, fue escenario de un ataque aéreo israelí el 9 de septiembre de 2025, dirigido por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el Shin Bet contra la cúpula de la organización terrorista Hamás. El bombardeo, que causó varias explosiones y columnas de humo sobre la ciudad, ha generado una ola de condenas internacionales y ha descarrilado los esfuerzos de alto el fuego en la Franja de Gaza.
Según información oficial israelí, la operación fue un "bombardeo preciso" que tuvo como objetivo a los "dirigentes superiores" del brazo político de Hamás. Israel responsabiliza a estos líderes de la planificación y ejecución de la "brutal masacre del 7 de octubre", así como de la conducción de la guerra contra el Estado de Israel. Las autoridades israelíes aseguraron que se empleó armamento de precisión y tecnología avanzada, junto con inteligencia adicional, para minimizar el riesgo de víctimas civiles.
Israel asume "responsabilidad total" y niega intervención externa
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, asumió la "responsabilidad total" del ataque, afirmando que Israel "lo inició, lo dirigió e Israel asume plena responsabilidad". La Oficina del Primer Ministro israelí declaró que fue una "operación israelí totalmente independiente", sin intervención externa. Netanyahu justificó el ataque como una represalia por un atentado ocurrido el día anterior en Jerusalén.
Medios árabes y un periodista de AFP confirmaron que el ataque impactó en un complejo utilizado por Hamás en Doha y en edificios residenciales donde se alojan miembros de la oficina política del grupo. Entre los asistentes a la sede de Hamás en Doha durante el bombardeo se mencionaron a Khalil al-Hayya (líder de la organización en Gaza y jefe negociador), Zaher Jabarin (responsable de operaciones en Cisjordania), Muhammad Darwish (Consejo de la Shura) y Khaled Mashaal (líder en el extranjero), según medios árabes.
Hamás reporta bajas, pero sus líderes negociadores sobreviven
Por su parte, el grupo terrorista Hamás aseguró que sus funcionarios sobrevivieron al ataque. Sin embargo, Hamás confirmó a la BBC que su delegación negociadora fue objeto de un ataque durante una reunión en Doha y que seis personas fallecieron. Entre los fallecidos se encontraban Abu Yahya, hijo del jefe negociador Khalil al-Hayya, y Mohammed Al-Humaidi, miembro de las fuerzas de seguridad de Qatar. El grupo afirmó que los hechos "confirman sin lugar a dudas que Netanyahu y su gobierno no quieren llegar a ningún acuerdo".
La posición de Estados Unidos y la implicación de Donald Trump
La operación israelí en Doha ha puesto en una "posición incómoda" a Estados Unidos, que es aliado tanto de Israel como de Qatar y mediador clave en las negociaciones. Respecto a la pregunta sobre la autorización de Donald Trump, las fuentes indican que la administración Trump fue "notificada" por Israel del ataque en Doha antes de que se produjera. El presidente Trump afirmó que su gobierno transmitió la información a las autoridades qataríes, aunque el primer ministro catarí señaló que cuando EE.UU. les avisó, el ataque ya había comenzado hacía 10 minutos.
Es importante destacar que Trump "se desligó de la decisión de llevar a cabo el ataque", afirmando que "la decisión la tomó el primer ministro Netanyahu, no fue mía". La vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, lamentó el lugar del ataque, señalando que el bombardeo unilateral "no favorece los objetivos ni de Israel ni de EE.UU.", aunque reiteró que "eliminar a Hamás (...) es un objetivo que vale la pena". Trump aseguró al emir de Qatar que "algo así no volvería a suceder en su territorio" y expresó su esperanza de que este "desafortunado incidente podría servir como una oportunidad para la paz".
Condena internacional y el futuro de las negociaciones
El ataque ha provocado una fuerte condena a nivel mundial. El Estado de Qatar condenó "en los términos más enérgicos posibles" el "cobarde ataque" como una "flagrante violación" de su soberanía y del derecho internacional, y una "grave amenaza" para sus habitantes. El primer ministro catarí advirtió que su país "se reserva el derecho" de responder.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, calificó el ataque como una "flagrante violación de la soberanía y la integridad territorial de Qatar". Otros líderes mundiales, incluyendo el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer, la Autoridad Nacional Palestina, Arabia Saudita, Irán y la Liga Árabe, también rechazaron el ataque, denunciándolo como una escalada de tensiones y una violación del derecho internacional.
El bombardeo ocurrió en un momento crucial, en "pleno impulso a las negociaciones para un alto el fuego" en Gaza, con Estados Unidos mediando. Con el equipo negociador de Hamás radicado en Qatar, el editor internacional de la BBC, Jeremy Bowen, ha afirmado que los esfuerzos de paz en Doha "están en ruinas".