Un estudio internacional advirtió sobre la presencia de drogas de abuso en ríos de todo el mundo, con niveles particularmente elevados en América del Sur. Investigadores de Estados Unidos realizaron una revisión sistemática de estudios de diferentes países y detectaron sustancias como cocaína, anfetaminas, ketamina, morfina, codeína y tramadol en 225 ríos de distintos continentes.
El trabajo, publicado en la revista Science of the Total Environment por Varsha Niroula, Gustavo Salcedo y Sheree Pagsuyoin de la Universidad de Massachusetts, señala que los ríos de América del Norte y del Sur presentan las concentraciones promedio más altas de estimulantes, principalmente cocaína, elaborada a partir de la hoja de coca. En América Latina, la cocaína lidera ampliamente la presencia en ríos, con un promedio regional de 29.885 nanogramos por litro y niveles que en algunos casos alcanzan los 487.650 nanogramos por litro, superando con creces los registros de Europa y Asia. Por su parte, opioides como codeína y tramadol predominan en África.
La contaminación por drogas representa un riesgo ambiental importante, ya que puede afectar a la fauna y los ecosistemas acuáticos. Los científicos advierten que existe un gran vacío de información sobre la persistencia y toxicidad de estos compuestos en el agua. Gran parte de los estudios toxicológicos se basan en concentraciones mucho más altas que las encontradas en ríos, lo que limita la evaluación de los efectos reales sobre la vida silvestre.
Los residuos de drogas llegan a los cursos de agua a través del consumo humano, el abuso recreativo y el mal uso médico, y muchas veces no son eliminados completamente por las plantas de tratamiento convencionales. Estos compuestos pueden permanecer días o semanas en el agua, formando mezclas químicas difíciles de descontaminar. La falta de monitoreo uniforme y de información de países con menor investigación dificulta comprender la magnitud del problema y establecer políticas ambientales efectivas.
El equipo de Massachusetts analizó artículos publicados entre 2012 y 2022, abarcando 865 puntos de muestreo en 225 ríos. Se compararon zonas urbanas y rurales, encontrando que las primeras presentan mayor presencia de residuos, aunque también se detectaron contaminantes en áreas rurales. La revisión evidenció una amplia variabilidad de concentraciones según la sustancia, el río y la región, y confirmó que los "cócteles" de residuos aún no han sido plenamente evaluados por la ciencia.
El doctor Pedro Carriquiriborde, investigador en contaminación ambiental y ecotoxicología del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata, explicó que las sustancias de abuso llegan a los cuerpos de agua por las cloacas, especialmente en países como Argentina, donde los sistemas de tratamiento son insuficientes o inexistentes. Señaló que, mientras algunos fármacos como el EE2 pueden modificar el sexo de los peces, sobre drogas de abuso se sabe mucho menos debido a la dificultad de estudiarlas. Según Carriquiriborde, la única manera de evitar que estos compuestos contaminen ríos, arroyos, lagos o aguas subterráneas es construir redes cloacales que deriven los efluentes a plantas de tratamiento eficientes.
Los expertos destacan la necesidad de ampliar el monitoreo, unificar los métodos de análisis y priorizar investigaciones sobre la permanencia, mezcla y efectos reales de estos residuos en la fauna acuática. Solo con datos confiables se podrá fortalecer la gestión ambiental y combatir la contaminación por drogas de abuso en los ecosistemas de agua dulce.