Varios medios norteamericanos, entre ellos The New York Timesy Politico, adelantaron anoche que Marco Rubio será la persona elegida por Donald Trump para ocupar el cargo más importante del gabinete –el secretario de Estado está cuarto en la línea de sucesión– y manejar los vínculos de la próxima administración trumpista con el resto del mundo. Aliados y colegas de Rubio, como el senador de Florida Rick Scott o la congresista María Elvira Salazar, lo felicitaron en las redes sociales.
Rubio ha sido un durísimo opositor al kirchnerismo en Washington. Pocos días después de la jura de Milei, Rubio envió una carta al presidente Joe Biden para pedirle sanciones contra Cristina Kirchner, a quien llamó “una cleptócrata convicta que robó miles de millones de las arcas del Estado” y a la que culpó de llevar a la Argentina a la bancarrota y la hiperinflación. Además, siguió particularmente de cerca la investigación por el asesinato del fiscal Alberto Nisman.
El ascenso de Rubio, una de las figuras del Partido Republicano que intentó llegar a la presidencia en 2016, termina de forjar una alianza con Trump que parecía imposible años atrás. Rubio fue uno de los republicanos más críticos de Trump, y ambos protagonizaron una durísima rivalidad durante la interna en 2015 que terminó en una discusión surrealista sobre el tamaño de las manos de Trump. Trump llegó a decir que Rubio “es un peso ligero total al que no contrataría para dirigir una de mis empresas más pequeñas”, y Rubio lo llamó “un estafador”.
Esta campaña, sin embargo, los mostró como fuertes aliados, al punto tal que Rubio estuvo en la “lista corta” de candidatos para acompañar en la fórmula a Trump, quien finalmente se inclinó por J.D. Vance.
Rubio es un “halcón” criado en la política de Florida, férreo opositor a las dictaduras regionales en Cuba, Nicaragua y Venezuela, que ha respaldado sin fisuras a Israel y a Ucrania, ve con buenos ojos las alianzas tradicionales de Estados Unidos con sus socios europeos de la OTAN, y tiene en la mira a Irán, China y Rusia, a los que considera una amenaza para Washington y el resto del mundo.
Rubio ha sido muy crítico de los gobiernos de izquierda de América Latina, en particular, de Andrés López Obrador, en México, Gustavo Petro, en Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, por haber “empoderado a dictaduras regionales”, y por haber “abierto la puerta a amenazas externas como China, Rusia e Irán, patrocinador de los horrendos ataques terroristas de Hamas contra civiles inocentes en Israel”. Durante el primer gobierno de Trump, Rubio era ampliamente visto en Washington y en la región como un virtual Secretario de Estado en las sombras para América latina.
Rubio nació en 1971 en Miami, Florida, hijo de dos inmigrantes cubanos que dejaron la isla en busca del sueño americano. Su padre trabajaba como barman, mientras que su madre trabajaba como ama de casa, mucama en un hotel, y cajera en una tienda Kmart. Antes de ser elegido para el Senado en las elecciones legislativas de 2010, cuando los republicanos arrasaron montados en la ola del movimiento Tea Party, Rubio fue comisionado de la ciudad en West Miami y presidente de la Cámara de Representantes de Florida.
Al igual que Obama, que saltó a la fama en la convención partidaria de 2004, Rubio ganó notoriedad nacional en la convención republicana que ungió como candidato presidencial a Mitt Romney, en 2012. En ese mensaje, Rubio dijo una frase de su padre, en español, que repitió tres años después, cuando lanzó su fallida candidatura presidencial desde la “Torre Libertad” en Miami. “Mi padre solía decirnos: ‘En este país, ustedes van a poder lograr todas las cosas que nosotros no pudimos’”, dijo.
Insólita pelea
Rubio entró a la interna de 2015 como uno de los favoritos para quedarse con la candidatura presidencial, pero chocó con el surgimiento intempestivo de Trump y el trumpismo. La campaña subió de tono al punto que ambos se trenzaron en una vulgar pelea sobre el final, cuando Rubio era uno de los últimos rivales en pie. Trump lo había bautizado “Pequeño Marco”, y Rubio contraatacó bromeando sobre el tamaño de sus manos.
“Siempre me llama Pequeño Marco. Y admito que es más alto que yo. Mide como 1,88, por eso no entiendo por qué sus manos son del tamaño de alguien que mide 1,60″, dijo Rubio en uno de sus actos de campaña. “¿Y saben lo que dicen sobre los hombres con manos pequeñas?”, dijo, haciendo una pausa en medio de la risa del público. “No puedes confiar en ellos”, remató. Trump retomó el tema en un debate días después. “Miren esas manos, ¿son manos pequeñas?”, preguntó “Y él se refirió a mis manos, ‘si son pequeñas, algo más debe ser pequeño’. Les garantizo que no hay ningún problema. Les garantizo”, afirmó.
Rubio lamentó después el nivel del debate en esa primaria, y con el tiempo terminó ofreciendo su lealtad a Trump, como el resto del Grand Old Party.
Rubio tiene una vasta experiencia en política internacional, y su nombramiento fue recibido con cierto alivio al ser una figura reconocida en la capital norteamericana, y uno de los republicanos que intentó tejer puentes entre el trumpismo y el establishment partidario, forjando vínculos en los dos mundos que definen el presente del Partido Republicano. Rubio es uno de los miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y es el número dos del Subcomité del Hemisferio Occidental, y también integra el Comité de Inteligencia de la Cámara alta.
“Aunque las guerras en Ucrania y Medio Oriente y la competencia global con China consumirán la mayor parte de su atención, América Latina probablemente no será el tema secundario que tradicionalmente ha sido”, dijo Michael Shifter, profesor de Georgetown University y expresidente del Diálogo Interamericano.
“Su ascenso al puesto de más alto diplomático en Estados Unidos requerirá un ajuste. Rubio ha demostrado habilidad para desenvolverse en la política de Florida, pero ahora tendrá que dar más peso a la política nacional y tendrá que adaptarse a la personalidad notablemente errática de Trump y a su tendencia a acercarse a los hombres fuertes, que Rubio ha denunciado”, completó.
Rubio enfrentará un desafío particular en Ucrania. Desde el Senado, Rubio ha respaldado al gobierno de Volodimir Zelensky y ha sido particularmente crítico de Rusia. Pero Trump prometió poner punto final al conflicto con una paz negociada, y ha tenido una singular cercanía con el jefe del Kremlin. Rubio ya comenzó a acercar posiciones al afirmar, luego de la elección de Trump, que debía haber una solución de “sentido común” en Ucrania.
“No lo admiten públicamente, pero si le preguntas a Biden sobre su postura, te dirán que estamos financiando una guerra estancada”, dijo Rubio días atrás. “Creo que los ucranianos han sido increíblemente valientes y fuertes y se han enfrentado a Rusia, pero al final del día, lo que estamos financiando aquí es una guerra de estancamiento. Es necesario ponerle fin, porque ese país va a retroceder cien años”, cerró.